[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]Queremos ayudar a nuestros hijos a crecer, queremos que su futuro sea feliz, que tengan un lugar en este mundo, queremos formar personas capaces de vivir una vida plena, con un sentido y una profesión que les llene, que les abra puertas y les dé las herramientas para estar a la altura de competir y triunfar en el mundo que les espera cuando lleguen a la vida adulta.
Queremos que sepan el valor del esfuerzo, de la lucha, la constancia, la perseverancia. Queremos que sean responsables. Queremos que consigan, que alcancen, que sean, que lleguen…
Les preparamos para el futuro, pero la única manera de llegar al futuro es viviendo el presente; y de eso los niños saben mucho, de vivir en el presente. Porque a veces intentado crear un futuro para que sean personas, nos olvidamos que ya son personas. Que nuestros hijos no son contenedores vacíos que debemos ir llenando, sino que son personas llenas y completas, a las que debemos escuchar y conocer, y acompañar en el recorrido del camino que ya están haciendo.
Para que el niño realice un auténtico aprendizaje, debemos dejarle jugar en libertad».
Cierto es que no saben muchas cosas y que no tienen experiencia, pero saben todo lo que necesitan saber para vivir su vida, su vida de niños.
La única manera de llegar a la vida adulta con pleno desarrollo de las capacidades es ir viviendo cada etapa en el momento que corresponde vivirla, y eso será lo que les haga estar preparados para pasar a la siguiente.
Si, por ejemplo, en los dos primeros años de vida no podemos vivir la dependencia afectiva que corresponde a la etapa de bebé, es probable que pasemos el resto de la vida buscando relaciones de dependencia, en la pareja, en la amistad… Para poder superar etapas, hay que vivirlas.
A través del juego, aprenden a relacionarse con los demás y con el mundo que les rodea».
Es importante que los niños crezcan a su ritmo y desde luego que también jueguen a su ritmo. El exceso de estímulos, la sobrecarga de actividades y las prisas difícilmente ayudan, pues el cerebro en desarrollo del niño necesita su tiempo para procesar lo aprendido a través del juego.
La importancia de jugar en libertad
El trabajo más importante de los niños es el juego, y a ser posible, el juego libre.
Todas las habilidades intelectuales, psicológicas y sociales se hallan integradas en el juego, pero para que el niño realice un auténtico aprendizaje, debemos dejarle jugar en libertad.
El juego libre consiste en jugar con su cuerpo, con juguetes, manipular objetos, poder moverse guiados por su propio instinto y por su curiosidad innata. Sin reglas, sin límites ni rigideces.
El juego en la infancia no es sólo entretenimiento, sino que sobre todo es aprendizaje. Los niños utilizan el juego para construir su propia identidad y subjetividad. A través del juego aprenden a relacionarse con los demás y con el mundo que les rodea.
Permitirles experimentar esta fase lúdica de los primeros años libremente, dando espacio a la creatividad y conteniéndoles, pero sin entrometernos, contribuirá a construir una personalidad sólida, basada en la autoestima y en la capacidad para llevar a cabo actividades y resolver conflictos más complejos a lo largo de la vida.
Voy a citar los distintos tipos de juego que se van desarrollando en las diferentes etapas infantiles y sus beneficios en el desarrollo del niño.
Desde el nacimiento, hasta los 2 años
Predomina el juego funcional o de ejercicio. Son aquellos que consisten en repetir una y otra vez una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato. Arrastrarse, gatear, chupar, morder, tocar, esconderse, golpear, lanzar…
Beneficios:
- Desarrollo sensorial.
- Coordinación de los movimientos y desplazamientos.
- Desarrollo del equilibrio estático y dinámico.
- Coordinación óculo-manual.
- Comprensión del mundo que le rodea (los objetos no desaparecen, las cosas suceden por causa/efecto, etc.).
- Autosuperación: cuanto más se práctica, mejores resultados.
- Interacción social (Habitualmente con adulto de referencia).
Desde los 2 años hasta los 7 años
El juego que predomina es el juego simbólico, que es aquel que consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego.
Beneficios:
- Comprender y asimilar el entorno que les rodea.
- Aprender y practicar conocimientos sobre los roles establecidos en la sociedad adulta.
- Aprender el lenguaje, ya que los niños verbalizan continuamente mientras los realizan tanto si están solos como si están acompañados.
- Favorece la imaginación y creatividad.
A partir de los 7 años
Los niños participan mejor en los juegos reglados, esto no quiere decir que antes de esta edad no sean capaces de asumir y cumplir normas de juego, pero es en esta edad cuando mejor se aprenden, asimilan y se disfrutan las reglas en los juegos. Aunque no será hasta los 11/12 años, que tomen conciencia de que las reglas de los juegos sólo son la formulación explícita de acuerdos y por tanto cada juego se puede jugar de muchas maneras.
Algunos de los beneficios que aporta el juego de reglas al desarrollo serían los siguientes:
- Son elementos socializadores que enseñan a los niños y niñas a ganar y perder, a respetar turnos y normas y a considerar las opiniones o acciones de los compañeros de juego.
- Son fundamentales, también, en el aprendizaje de distintos tipos de conocimiento y habilidades.
- Favorecen el desarrollo del lenguaje, la memoria, el razonamiento, la atención y la reflexión.
Además de estos tipos de juego, Piaget describe cómo va apareciendo el llamado “juego de construcción” a partir del primer año de vida. Este juego va evolucionando a lo largo de los años y se mantiene al servicio del juego predominante de cada etapa.
La secuencia de aparición de los tipos de juego es invariable, en todos los niños sigue el mismo orden, pero varía la edad de inicio.
Una vez que aparece un nuevo tipo de juego no desaparecen los tipos anteriores. Al contrario, el juego anterior avanza, se perfecciona y normalmente pasa a estar al servicio del juego posterior.
Olga Moreno
Directora de Minigym
[divide]
Artículo Patrocinado.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_column_text]
Olga Moreno
Minigym
- Diplomada en Educación Social.
- Técnico Profesional en Psicomotricidad
- Técnico profesional en Atención y Estimulación temprana.
- Actualmente, cursa el máster oficial en Psicomotricidad.
Otros artículos de Minigym
- Psicomotricidad infantil, ¿qué es y qué aporta a los niños?
- Minigym: «La psicomotricidad es imprescindible para el desarrollo global del niño»
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_single_image image=»57020″ border_color=»grey» img_link_target=»_self» img_size=»full» img_link=»https://www.elbalcondemateo.es/?s=Olga+moreno»][/vc_column][/vc_row]
