[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]La base del desarrollo global del niño se da a través de su cuerpo en movimiento, en relación con los objetos, con el espacio, consigo mismo y con los otros. De este modo, se puede entender que la psicomotricidad modifica y mejora las relaciones interpersonales. El contexto más propicio para el aprendizaje de las personas es el de la acción, experimentación e intercambio social con los otros.
El movimiento es el núcleo de la personalidad del niño, de donde nacen las capacidades sociales, intelectuales, perceptivas y escolares (Cratty, 1992)
Por tanto, las habilidades del movimiento que hay que desarrollar no son aisladas, sino acompañadas de sensaciones y percepciones.
El niño, a través del dominio corporal (verticalidad, horizontalidad, circular, extender, replegar, subir, bajar, etc.) va encontrando posibilidades con el espacio, pero también con el bienestar dentro de él, descubriendo el tiempo y su capacidad para llegar a desarrollar lo que se propone. El poder expresar sus sensaciones, pero también sus sentimientos, será lo que acople al aprendizaje.
El movimiento se nos ofrece como elemento integrador a partir del cual el niño puede llegar a conseguir apoyos esenciales para su proceso educativo.
Referirnos al movimiento no significa quedarnos reducidos a lo que conocemos actualmente con el nombre de motricidad. El movimiento implica el desarrollo de la persona en su globalidad. Al niño que se le permite moverse se le facilita la capacidad de exploración de sus posibilidades y limitaciones corporales.
Quizá, últimamente se le esté dando demasiada importancia al desarrollo intelectual de los niños, y vamos potenciando y mejorando su capacidad cognitiva, en detrimento de su estimulación física. Esto genera un desequilibrio en su desarrollo entre el cuerpo, la emoción y mente.
La base del desarrollo global del niño es el movimiento y si no facilitamos que forme bien la base de su estructura, esto tendrá consecuencias para toda la vida. Ya que, puede que sea muy inteligente, pero con serias carencias a nivel motor y social.
La psicomotricidad capacita al niño para expresarse, crear y comunicarse de manera adecuada.
Como nos indica la psicología evolutiva, en el niño las estructuras que conforman su personalidad se presentan íntimamente unidas, de manera que cuando realiza cualquier acción, lo sensoriomotriz, lo emocional y lo cognitivo actúan unidos. Dicho con otras palabras, es el único ser en el que la estructura motriz, la afectiva y la cognitiva, se encuentran perfectamente imbricadas, funcionando como un todo esencialmente hasta, aproximadamente, los 8 años, edad en la que se produce el paso del pensamiento preoperatorio al pensamiento operatorio.
Con todo esto, podríamos decir que la psicomotricidad es, por tanto, una disciplina que pretende favorecer el desarrollo de las potencialidades del niño desde el desarrollo motriz. Capacitar al niño para expresarse, crear y comunicarse de manera adecuada.
Aunque bien es cierto que hay tres campos de actuación dentro de la psicomotricidad: educativa, reeducativa y terapéutica; en Minigym queremos revindicar la importancia del juego /movimiento, como parte fundamental de la educación y desarrollo de los niños.
Los beneficios de la psicomotricidad son imprescindibles para el desarrollo global del niño.
Para terminar, más que mencionar los beneficios de la psicomotricidad como unas ventajas que se pueden elegir o no, me gustaría recalcar la importancia de la psicomotricidad en la etapa infantil, ya que sus beneficios son imprescindibles para el óptimo desarrollo global del niño. Afectando a tres áreas básicas como son: nivel motor, nivel cognitivo y nivel socio-afectivo.
- A nivel motor: estimula sus sentidos, facilita la adquisión del esquema corporal, conciencia del propio cuerpo, aumenta la coordinación, desarrolla el equilibrio. Afirma su lateralidad y control postural…
- A nivel cognitivo: Favorece la concentración, crea hábitos que facilitan el aprendizaje, mejora la memoria y la atención, estimula la creatividad.
- A nivel socio-afectivo: la psicomotricidad, al posibilitar la conciencia del propio cuerpo, facilita el encuentro con un mismo y favorece la relación con los demás. Propicia el juego grupal. Reafirma su autococepto y autoestima, al sentirse más seguro emocionalmente, como consecuencia de conocer sus propios límites y capacidades. Puede descargar impulsos sin sentir culpabilidad y esta descarga es determinante para su equilibrio afectivo. Fortalece su personalidad superando temores o miedos.
Olga Moreno
Directora de Minigym
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Artículo Patrocinado.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_column_text]Olga Moreno
Minigym
- Diplomada en Educación Social.
- Técnico Profesional en Psicomotricidad
- Técnico profesional en Atención y Estimulación temprana.
- Actualmente, cursa el máster oficial en Psicomotricidad.
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