A los 30, las mujeres nos planteamos un montón de objetivos: un trabajo más o menos estable, tener familia, una casa, viajar… En ningún caso, padecer una enfermedad está entre nuestras preocupaciones.
En La Rioja, y según datos del Observatorio del Cáncer de Mama, de la AECC, el año pasado 182 mujeres fueron diagnosticadas; 28 de ellas no superaban los 44 años.
María Eugenia -Maru- Elena (35), Verónica Jiménez (38), Myriam García (36) y Sonia Terrazas (43) lo han sufrido. Hace solo unos meses que han conseguido vencer al cáncer de mama. Atrás quedan quirófanos y sesiones de quimioterapia y/o radioterapia; por delante, varios años de tratamiento farmacológico, reconstrucciones en algunos casos y, también, el miedo, que como dice Myriam «ese no se va nunca».
Pero este trance también les ha aportado una nueva visión de la vida: «lógicamente, pasar por algo así te hace cambiar… pero a mejor: ahora, le hemos pillado el punto a la vida», apunta Sonia. «No sé vosotras, pero yo me noto una luz especial en la cara», sonríe Verónica. «Y yo estoy todo el día haciendo planes», señala Myriam».
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»right»] «Ahora, sí, le hemos pillado el punto a la vida»[/quote]
Revisión y autoexploración
Ellas son las autoras del titular que encabeza el artículo, porque quieren dejar claro el mensaje: someterse a revisiones cada año y tocarse el pecho es clave.
Como ellas dicen claramente: «hay que tocarse las tetas». Porque conocer la fisonomía de la mama es vital para, al menor síntoma, acudir al ginecólogo. Y no hay que esperar. Todas las mujeres, desde que comienzan a tener la menstruación y a salir el pecho deberían hacerlo. No se explican por qué las revisiones ginecológicas de la Unidad de Atención a la Mujer Sana, las que se realizan a través de Rioja Salud, han pasado a ser cada tres años, cuando antes se hacían cada dos.
«Sin obsesionarse, claro, pero al menos una vez al mes hay que tocarse, aconseja Maru». Sabe de lo que habla, se cumple justo un año de su fatal descubrimiento. «Me fui de vacaciones y me compré una revista para pasar el rato durante el viaje. En ella hablaban de la importancia de palparse el pecho y cuando fui a ducharme me acordé… fue entonces cuando noté el bulto».
Sin antecedentes
Ella, Maru, no tenía casos de cáncer en su familia. Tampoco Verónica ni su hermana tenían antecedentes familiares; sin embargo, las dos sufrieron un cáncer con año y medio de diferencia: Verónica de mama y su hermana de ovario.
«Ni se me pasaba por la cabeza que esa ‘espinilla maldita’ podía ser un tumor, explica Verónica, pero aún con todo acudí a la ginecóloga esa misma tarde porque tenía muy reciente lo de mi hermana. Me hicieron una biopsia y unos días después me llamó: ‘Verónica, ven esta tarde que tengo que hablar contigo‘. No recuerdo mucho del momento en que me dieron el diagnóstico porque me desplomé al suelo».
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»right»] No somos valientes, cualquier mujer actuaría igual.[/quote]
Verónica y Maru compartieron a un tiempo diagnóstico, sesiones de quimioterapia e incluso el alta con solo un día de diferencia (ambas el pasado mes de julio). Ahora, bromean por ver quién de las dos tiene el pelo más largo y a las dos les esperan sus hijos cada día. «Ellos son lo primero en lo que piensas: no quieres que te vean mal para que no sufran, lógico. Pero no por eso somos ni más ni menos valientes, cualquier mujer en esta situación haría lo mismo«, aclara Verónica.
El cáncer de mama no es rosa
«El cáncer no tiene nada de rosa», dice Sonia. Todas asienten y coinciden en que hay muchos estereotipos -lazos rosas, globos rosas…- que, aún sin esa intención, hacen que se dulcifique la enfermedad. «Pero pasar por un cáncer no es en absoluto de color rosa».
«Tampoco ayuda nada que te digan ‘Bueno, mujer, que el cáncer de mama se cura’ o las típicas de: ‘El pelo es lo de menos, ya te crecerá’ o aquella de ‘Oye, pues no tienes mala cara’, porque te hacen sentir que lo tuyo es algo menor, sin tanta importancia. Hay mucho desconocimiento sobre esta enfermedad, también mucho tabú. En general, la gente no sabe cómo tratarte y lo mejor es hacerlo con la mayor naturalidad posible», añade.
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»right»] «El pelo es lo de menos, ya te crecerá o frases de este tipo, no ayudan nada»[/quote]
«En muchos sentidos, considero que las enfermas de cáncer somos un negocio» continúa Sonia. También señala el oportunismo de marcas que dicen colaborar o aportar dinero para la investigación del cáncer, «porque en algunos casos esto es una verdad a medias». Eso sin contar con el gasto en pelucas, prótesis, sujetadores, bañadores, pañuelos, gorros y un largo etcétera de complementos carísimos. «Yo he llegado a llevar mil euros en tetas» ríe Verónica. «Yo al contrario -indica Maru- en una tienda normal y corriente la dependienta me regaló dos pañuelos».
Olvidar y ayudar
Cada una tiene diferentes objetivos sobre cómo afrontar los recuerdos del cáncer. Myriam, por ejemplo, a quien el año pasado le hicimos esta entrevista con motivo de su recién creado blog #positivityCancer, ha optado por escribir esta bitácora a modo de terapia personal y también para ofrecer consejos de nutrición, vida sana, sitios de interés, testimonios, etcétera. para otras mujeres en su situación.
Tampoco descartan la idea a medio plazo de ofrecer charlas en los institutos para concienciar a las chicas más jóvenes de la importancia de someterse a las revisiones anuales. “Habría que incluir la detección precoz de cáncer de mama como parte de su plan de estudios, como se trata el bullying o la alimentación”, indica Myriam.
Lazos que unen
Entre anécdotas, risas y alguna lágrima al recordar a quienes ya no están con ellas, nos damos cuenta de que han pasado dos horas. Parejas, hijos, padres y madres «los verdaderos héroes», según Verónica, esperan en casa.
Se despiden, pero antes ya han creado un grupo de Whatsapp ‘Lazos que unen‘. Este viernes 19 de octubre, lo celebrarán juntas. La vida sigue.
Maru, Verónica, Myriam y Sonia quieren enviar un abrazo a las enfermeras del Hospital de Día, y a la Dra. Sánchez. Además de un recuerdo a la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico.