Sin antecedentes familiares, 34 años y una maternidad muy reciente, no piensas que la ruleta del cáncer va a parar en tu casilla, pero así fue. Se cumplen 12 meses desde que su ginecólogo le confirmó la peor sospecha: «Myriam, tienes cáncer de mama«. Miedo, llanto, angustia… serían las reacciones más habituales ante semejante noticia, pero en su caso la respuesta fue: «Vale, ¿y ahora qué tengo que hacer?«.
Afortunadamente, en el caso de Myriam García solo había pasado una semana desde que se notara un bulto en la ducha «una especie de canica» en la parte inferior del pecho, y reaccionó rápidamente. Ese es precisamente su primer llamamiento: «Si notas algo raro en el pecho: no solo un bulto, también puede ser un enrojecimiento o ardor, una hendidura… lo que sea, no hay que pensárselo dos veces y acudir cuanto antes al ginecólogo«. La rapidez es fundamental para aumentar las posibilidades de superar un tumor. En su caso, la noticia le llegó un 9 de noviembre y apenas un mes más tarde, un 14 de diciembre, le practicaron una tumorectomía en el pecho derecho. El 16 de enero iniciaba la quimioterapia.
También hace hincapié en la prevención desde edades tempranas. Todas sus compañeras de quimioterapia en el Hospital de Día, las ‘Reservorio Girls’ como se autodenominan en su grupo de Whatsapp, son mujeres de menos de 40 años. Por eso, recalca, desde que las chicas cumplen 18 años es muy importante que se hagan revisiones ginecológicas cada año, en la Seguridad Social o en la medicina privada, «son los 100€ anuales mejor invertidos», apunta. Ese es precisamente uno de sus objetivos a corto plazo, visitar a las jóvenes en los institutos para que tomen conciencia de la importancia de someterse a las revisiones anuales. «Habría que incluir la detección precoz de cáncer de mama como parte de su plan de estudios, como se trata el bullying o la alimentación», indica.
Siempre ‘Positivity’
En su primera sesión de quimioterapia, su madre le regaló una camiseta en la que se leía ‘Positivity’. Y tanto ella como todos los que le rodean lo han tomado al pie de la letra. Es el lema que le ha guiado durante estos doce meses y es también el nombre que le ha puesto a su blog: #positivityCancer, un espacio web que le está sirviendo no solo como terapia personal sino como altavoz para contarle a otras mujeres en su situación consejos de nutrición, vida sana, sitios de interés, testimonios, etcétera. Y es que, desde que tuvo el cáncer, Myriam ha cambiado radicalmente su forma de vida gracias a la medicina integrativa (que no alternativa). Al respecto, insiste en la importancia de estar bien informados. Ahora practica más deporte y ha modificado de forma sustancial su alimentación y la de su familia: «Por ejemplo, el azúcar alimenta los tumores y la leche de vaca, por su alto componente hormonal, es fatal para mujeres con mi tipo de cáncer», explica. Pero sin dejar de lado ni por un instante las sesiones de quimioterapia (que fueron 16 en total) y radioterapia (ha pasado por 18). «En eso consiste la medicina integrativa y es una manera de tomar las riendas de tu enfermedad, de tú poder aportar algo y no sentirte únicamente como una marioneta», puntualiza.
Y si por alguien mantiene esa ‘Positivity’ es por su hijo Millán, que ahora tiene dos años y medio, pero apenas era un bebé de 18 meses cuando comenzó con todo el proceso. Para él fue su primer pensamiento cuando le dieron el fatal diagnóstico. «Él fue testigo de cómo me rapaba la cabeza yo misma y quise que lo viera… Ahora me dice, a su manera, que pronto me voy a hacer una coleta. También ha estado en el hospital visitándome. No quiero ocultarle nada y no me importa que lo recuerde cuando sea mayor, al contrario».
Jolín, Myriam, qué día más gris ha salido… ¿Pero qué dices? Es un día precioso y estás bien para disfrutarlo»
No soy inmortal
Para Myriam, que trabaja como responsable de Gestión de Clientes en la empresa riojana SDI, el cáncer también está teniendo muchos aspectos positivos: «Lo primero es que ya no te crees inmortal y eso te hace disfrutar aún más de la vida. Yo siempre he sido muy disfrutona, pero ahora lo soy mucho más». Yo misma lo compruebo personalmente cuando damos un paseo por el parque y le comento sin pensarlo: «Vaya día más tristón y gris ha salido». A lo que ella me responde: «¡Pero qué dices, María! yo creo que es un día precioso y estás bien para disfrutarlo».
Otro de los aspectos más amables del cáncer, añade, es que le ha ayudado a tomarse la vida con más calma, aunque eso sea, precisamente, lo que más le está costando, confiesa. Y, sobre todo, le ha servido para unirse más a la familia y amigos, que se cuentan por decenas. Pero especialmente a su madre: «mi gran apoyo desde el día que me dieron la noticia».
Todavía tabú
A pesar de que el cáncer de mama es ya una enfermedad con altas tasas de supervivencia (del 82,8 por ciento a los 5 años del diagnóstico), sin embargo para muchas sigue siendo una enfermedad tabú. En el caso de Myriam ha sucedido todo lo contrario: «Desde el primer momento he querido reflejar mi estado y compartirlo en redes sociales; subir fotos con mejor y ‘menos mejor’ cara... No se lo he ocultado a nadie. Creo que es importante visibilizar la enfermedad y erradicar el estigma de enfermedad tabú.
Su blog también es reflejo de estas ansias por compartir y en eso precisamente se diferencia del resto: en que contiene un montón de fotografías en diferentes momentos del proceso: quimioterapia, radioterapia, fotos de su vida personal, de sus avances… «Son imágenes que a muchas personas les puede ayudar a quitar el miedo y la angustia ante lo desconocido», afirma.
Como ella dice, a pesar de haber terminado ya con la quimio, la radio… todavía le queda un largo camino por recorrer. De hecho, tendrá que tomar medicación durante los próximos 10 años; no sabe si podrá aumentar la familia (aunque lo ha facilitado preservando varios óvulos antes de la operación) y el miedo a las recaídas está ahí, pero las ganas por vivir, por disfrutar de cada día y por durarle muchos años a su hijo son más fuertes que todo. Siempre, #positivity.
Desde este espacio, Myriam también nos pide que demos las gracias a los profesionales que le están acompañando, Dr. Muñoz, Dr. Martí Bosch, Dra. Puente y Dra. Sánchez. Y un caluroso abrazo a todo el personal del Hospital de Día.