El verano es una época sensible para muchas personas. Ancianos, embarazadas, enfermos o bebés de corta edad tienen mayor riesgo de sufrir los impactos del calor; por eso, es importante extremar sus cuidados.
Pero ¿qué precauciones debemos tener con los recién nacidos y bebés durante el verano?
Consejos ofrecidos por Belén Gabarre, matrona en Obstetrix
«Fomentar el bienestar de nuestro bebé en verano requiere de una serie de consejos sobre cuidados que debemos observar, teniendo en consideración que nadie mejor que un padre y una madre conocen a su bebé.
Hidratación
La Asociación Española de Pediatría aconseja la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad, teniendo en cuenta esta consideración, debemos saber que los lactantes cubren sus necesidades tanto de agua como del resto de los nutrientes con la leche que toman, bien sea materna o artificial.
Apreciaremos que realizarán tomas más frecuentes y de menor duración, ello puede plantear dudas a la madre, que en ocasiones tiene la sensación que la lactancia materna no está cubriendo las necesidades del recién nacido y por eso incrementa su demanda y la frecuencia de las tomas.
Los lactantes cubren sus necesidades tanto de agua como del resto de los nutrientes con la leche que toman.
Cuidado de la piel
El recién nacido por debajo de los seis meses de edad no debe ser expuesto directamente al sol, por ello se utilizarán barreras protectoras, tales como sombrillas y gorras que proporcionen sombra, además de evitar el paseo en las horas de más calor y de incidencia directa de los rayos solares, posponiéndolo a primeras y últimas horas del día cuando el sol está más bajo.
Se utilizará cremas protectoras solares con un factor de protección 50.
Asimismo, procuraremos mantener la piel seca e hidratada, evitando la maceración por el sudor, con esta finalidad, procuraremos mantener al bebé en un ambiente que no supere los 26 ºC, evitando corrientes directas de aire que incidan sobre él. Lo mantendremos con ropa muy ligera y preferiblemente de algodón y de colores claros.
Hay que procurar mantener al bebé en un ambiente que no supere los 26 ºC
Dentro del cochecito o de la silla, procuraremos usar fundas o ropa que permita la transpiración. No se aconseja cubrir el cochecito con colchas o sábanas, ya que ello favorece que la temperatura dentro del habitáculo sea elevada.
El baño
El baño es un buen aliado en el mantenimiento de una temperatura corporal adecuada. El agua de baño en la piscina o en el mar, procuraremos que esté libre de cloro y de sal, por lo que si es posible la obtendremos de un punto donde fluya libre de estos componentes.
Hay que evitar bañar al bebé en agua con cloro o sal.
Los bebés por debajo de los seis meses no deben mantenerse por periodos prolongados en inmersión, se aconseja refrescarlos vertiendo agua sobre ellos y no sumergiéndolos. Tras el baño, secar minuciosamente la piel, sobre todo en las zonas de pliegues e hidratarla adecuadamente con una loción adecuada a la piel de nuestro bebé, para evitar irritaciones y la proliferación de hongos.
Para evitar picaduras de insectos es preferible el uso de mosquiteras o ahuyentadores ultrasónicos.
Sueño del bebé
El incremento de la temperatura ambiente así como la necesidad de tomas frecuentes para mantener la hidratación puede condicionar modificaciones en el patrón de sueño de nuestro bebé. Procuraremos mantener la temperatura de la habitación donde descanse en torno a 24 ºC , para ello puede resultar útil refrescarla antes de acostar al niño, usar poca ropa tanto para el bebé como en la cuna.
El aire acondicionado puede ser necesario en ocasiones, teniendo en cuenta que nunca debe incidir directamente sobre el bebé.
Belén Gabarre Asín.
Gerente de Obstetrix. Matrona y Educadora en masaje infantil por la AEMI.