Juegos seguros entre niños y gatos

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Perrygatos, especialistas en comportamiento canino y felino, nos ofrecen algunos juegos para que niños y gatos jueguen juntos de forma segura.

Los niños y los gatos pueden ser estupendos compañeros de juegos. Los gatitos acostumbrados desde pequeños a vivir con humanos, perros o con otros gatos son seres que, de forma normal, buscan la compañía de otros miembros de la familia por los que sienten afinidad.

No necesariamente va a mantener la misma relación con todos porque, al igual que las personas, ellos también tienen sus preferencias y no es raro encontrar gatos que comparten estudios y aficiones con sus pequeños humanos. 

Lo que está claro es que a nuestros gatos les encanta jugar entre ellos y con nosotros y, para que la actividad sea segura para nuestros niños, debemos tener en cuenta una serie de sencillos consejos.

Manos fuera

Juegos seguros entre niños y gatos. Perrygatos La naturaleza felina está presente y, debido a ella, uno de los juegos preferidos de casi todos los gatitos es el acecho y la caza. Debemos conocer la forma de fomentar este juego de una forma agradable para el animal, pero segura para nosotros y nuestros hijos.

Jamás debemos acostumbrar al gatito pequeño a jugar con las manos. Puede parecernos gracioso cuando los dientes de leche apenas son agujitas, pero cuando crezca y se convierta en un gato adulto con la dentición completa y desarrollada, el juego no será tan agradable para nosotros y puede llegar a ser peligroso para los niños, aunque para nuestro gato continúe siendo un juego. Además, no entenderá que nos enfademos por algo que nosotros mismos hemos consentido.

Lo mejor es hacerlo bien desde el principio y jugar siempre utilizando los juguetes adecuados que mantengan nuestras manos y las de los niños alejadas de las garras y dientes de nuestro gato. Para ello, podemos usar los plumeros o las cañas que simulan presas porque no debemos perder de vista que nuestro gato adora el movimiento y, en cuanto paramos de jugar con él, la actividad pierde interés y se marcha a hacer cualquier otra cosa.

En casa también hay un montón de cosas susceptibles de convertirse en juguetes para nuestro gato que pueden ser usadas sin peligro por nuestros hijos. Les encantan las bolas de papel normal o las de papel de aluminio, los rollos de cartón de papel de cocina, etc. ¿Qué gato casero no ha jugado con el rollo de papel higiénico recién puesto, tapizando de trocitos el suelo de nuestro cuarto de baño?

Juegos con el puntero de luz

A muchos gatos les encanta perseguir la luz del puntero y a muchos niños les encanta este juego. Cuando el minino empieza a perseguirlo, en realidad, está cazando y poniendo en práctica sus instintos naturales.

Aparte de tener la precaución de enseñar al niño a usar correctamente este juguete y supervisar la actividad, debemos tener cuidado de no apuntar directamente a los ojos con la luz (aunque estos dispositivos están diseñados con potencias bajas y bastante seguras, siempre es mejor prevenir que lamentar). Sobre todo, no olvidemos que nuestro gato está supuestamente persiguiendo a una presa. Si tras una larga sesión de persecución no la consigue, no querrá volver a jugar o intentará finalizar el juego cazando cualquier cosa (por ejemplo, nuestros pies).

Para evitarle esa sensación negativa, es recomendable finalizar la actividad apuntando contra algún objeto que nuestro gato sí pueda cazar (una galleta, una golosina, un juguete, etc). Lo importante es que gane el juego y tenga ganas de volver a jugar la próxima vez.

En resumen:

  • No es recomendable apuntar el láser directamente a los ojos de tu gato
  • No es recomendable alargar demasiado el juego con el puntero láser
  • Alterna el juego con el láser con otros tipos de juego
  • Posibilita que tu gato acabe «cazando» al láser (por ejemplo: enfocando un premio o juguete que sí cace)

Juegos seguros entre niños y gatos. Perrygatos El juego es saludable para niños y animales y es una forma de aprender a desenvolverse con seguridad en muchas otras situaciones. Proporciona una actividad completa, pues entran en acción todos los sentidos. Además, si los periodos de juego se mantienen de forma continuada y en un horario regular, se crea una rutina entre el niño y el animal que ambos esperan y agradecen. Por último, en la mayoría de los casos favorecerá el descanso de nuestros pequeños guerreros. 

 

Rosa Roldán – Perrygatos
Técnico en comportamiento canino y felino. Educadora canina

www.perrygatos.es

 

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