Bienvenido a la familia

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Tres familias riojanas nos cuentan su experiencia como hogares de acogida para niños en situación de desamparo.

En España, 15.000 niños viven en residencias y pisos de acogida tutelados por la Administración, según datos de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar.

La Rioja no es una excepción. A día de hoy, existen más niños en disposición de ser acogidos que familias que deseen hacerlo.

Según datos aportados por la Consejería de Servicios Sociales, en la actualidad el Gobierno riojano tiene a 132 menores en situación de acogimiento familiar, pero aún 18 niños menores de diez años buscan a una familia que los quiera acoger en su casa.

Para hablar de todo esto, el sábado, 25 de octubre, se darán cita en Logroño representantes de asociaciones españolas de familias de acogida, en el VI Encuentro Estatal de Acogimiento Familiar.

El objetivo del encuentro es poner en común las buenas prácticas llevadas a cabo en otras regiones e ir generando una cultura del acogimiento familiar de menores.

 

Los casos de Fernando y María José, Mapy y Carlos, y de Arancha sirven de ejemplo para quienes se estén planteando la posibilidad de acoger a un niño que necesita criarse en un ambiente familiar. Se trata de tres familias y tres historias diferentes, pero todas coinciden en señalar que el acogimiento les aporta mucho más de lo que ellos dan. Por eso, no dudan en animar a otras personas, para que abran las puertas de sus casas.

El acogimiento, a diferencia de la adopción, tiene como objetivo prioritario que el niño vuelva con su familia biológica siempre que sea posible.

Fernando y María José 

Hace más de 15 años que Fernando y su mujer María José, un matrimonio sin hijos biológicos, acogieron en su casa al primer niño. Desde entonces, han tenido a 7 menores, el más pequeño de solo 2 meses y el más mayor de 10 años.

En su caso, los acogimientos han sido muy breves; ninguno se ha quedado más de tres meses. «El tiempo necesario para que los pequeños volvieran con sus familias biológicas», explica Fernando.

Reconoce que la separación que más le costó fue la del bebé que tuvieron en su casa durante algo más de dos meses. Y aún hoy, dos años después, continúan en contacto con la familia que le adoptó.

A Fernando, de 64 años, le sorprende que la gente admire la labor que realiza junto a su mujer, «porque, en realidad, tú recibes mucho más de ellos», argumenta.

«Lo único que tienes que hacer es darles cariño e intentar comprenderles. Enseñarles a convivir en familia, que muchos ni siquiera saben cómo es una vida en familia, pero no hay más secretos», explica.

Mapy y Carlos

Mapy y Carlos conviven con su niña de acogida desde el año 2011. Llegó a su casa procedente de un centro de acogida de menores, en Logroño, cuando apenas contaba 15 meses. «El hecho de tratarse prácticamente de un bebé, nos ha facilitado mucho las cosas. Hemos establecido un vínculo muy estable y seguro», nos cuenta Mapy.

Ellos están en trámites de que su acogimiento se convierta en permanente, lo que significa que no prevén que la niña vuelva con su familia biológica a medio-largo plazo. Eso no implica que no vea a su familia siempre que sea factible y que, incluso, la situación pueda dar un giro radical.

«Es importante entender la diferencia entre adopción y acogimiento. Porque, en el segundo caso, los niños tienen su familia biológica y pueden y deben volver con ella cuando las circunstancias lo permitan. Debemos estar preparados por si llega el momento».

Arancha

Arancha es madre de acogida de una adolescente de 16 años que llegó a su casa cuando tenía doce. Antes de llegar, la niña había vivido con su familia biológica y, después, en pisos tutelados. Además, estuvo a punto de introducirse en una familia de acogida que, lamentablemente, en el último momento cambió de idea.

Al hecho de ser «madre soltera» hay que añadirle que la niña llegó siendo ya una adolescente, y con mucha historia (‘mochila’ en el argot) por detrás.

«A la hora de tratarle, yo no me planteo de si se trata de mi hija o no, o cuáles han sido sus malas experiencias, yo no estoy aquí para ablandarle el camino, sino para darle herramientas, que se labre un futuro y salga para adelante en las mejores condiciones posibles», explica.

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No es una adopción 

El acogimiento, a diferencia de la adopción, tiene como objetivo prioritario que el niño vuelva con su familia biológica siempre que sea posible.

Para ello, la mayoría de los niños suelen mantener encuentros frecuentes con sus padres. En función de cada caso, las visitas tienen lugar en un punto de encuentro familiar, a veces, incluso con una persona como intermediaria. O bien el menor pasa fines de semana alternos con sus padres biológicos. En otros casos, las menos, estas visitas no son posibles porque el estado de los progenitores lo impide.

En este sentido, el régimen de acogimiento también varía en función de la temporalidad: puede ser transitorio (cuando el menor va a volver en un breve plazo de tiempo con su familia) o permanente (cuando se estima que el retorno del niño a su familia biológica no podrá ocurrir a corto plazo). También existe el acogimiento preadoptivo, aunque para estos casos es necesario que el menor tenga una situación jurídica adecuada y que los acogedores cumplan todos los requisitos.

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Objetivo: ningún bebé en residencias 

Según nos explican desde la Asociación de Familias Adoptantes y de Acogimiento de La Rioja (AFAAR) las asociaciones españolas de familias de acogidas están trabajando actualmente para confeccionar una carta de derechos y deberes que beneficie a niños y padres.

Entre otros objetivos, se lucha para que ningún niño menor de 3 años crezca en una residencia. Y esto se consigue aumentando el número de familias que deseen acoger.

A día de hoy, las familias reciben una compensación de 262 euros por cada niño en acogida, «una cifra que a todas luces se queda escasa si, por ejemplo, tienes que pagar una guardería», apunta la presidenta de AFAAR, Nereida Solo de Zaldívar.

«Solicitamos más ayudas económicas, para que las familias voluntarias no tengan que soportar los gastos financieros que genera tener un niño de acogida en casa».

Desde la asociación riojana otra de las demandas que se plantean es recibir una formación adecuada para tratar a estos niños. «También reclamamos tener acceso a toda la información del niño, a sus antecedentes, a su historia, y que nuestra opinión sea tenida en cuenta a lo largo de todo el proceso de acogimiento».

Aún así, la presidenta de AFAAR Rioja señala que, a nivel institucional, las cosas han cambiado mucho en los últimos años: «Ahora, existe un diálogo mucho más fluido entre nosotros y la Administración, y tenemos confianza en que será muy productivo».

 

¿Quieres recibir mas información sobre el acogimiento familiar? Puedes dirigirte a AFAAR. Teléfono: 695 245 001. Mail: correo@afaar.es. Web: www.afaar.es 

 

 

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