Carlos y Tomás no son una pareja con más tiempo, ni más dinero, ni más ventajas que cualquier otra. «Es que para ser familia de acogida no necesitas nada extraordinario. Solo lanzarte», explican.
«A los dos nos gustaban los niños, pasábamos mucho tiempo con los sobrinos y en nuestra cuadrilla ya todos iban teniendo hijos. En cierto modo, iba creciendo el deseo de ser padres y fue una amiga quien nos comentó la opción de convertirnos en familia de acogida», recuerda Tomás.
Tras unas cuantas vueltas y meditaciones, dieron el primer paso: informarse. «Algo que no te compromete a nada», precisan. «Nos informaron de pros, contras, la diferencia entre acoger y adoptar, nos borraron estigmas e ideas preconcebidas… No tratan de convencer, sino de aclarar y ayudarte a replantear ese deseo».
Y así es como llegó Juan. Un niño de 11 años, ahora preadolescente de 12 y medio, que «todos los días se esfuerza por mejorar y que además es super amoroso».
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»center»] La gente teme acoger a niñas o niños mayores porque creen que pueden causar problemas, pero nuestra experiencia no podría ser mejor.[/quote]
«Muchas personas temen acoger a niñas o niños ya mayores porque creen que pueden ser rebeldes, problemáticos… pero nuestra experiencia no puede ser mejor. Desde el primer día hemos encajado y, al ser mayorcito, nos permite tener cierta independencia y que podemos hablarle con franqueza», señalan.
Ahora, su misión es idéntica a la de cualquier padre de adolescentes: «Le enseñamos a elegir bien sus amistades, con quién juntarse, que no se desvíe… Es un crío muy sociable y estamos cien por cien convencidos de que va a salir adelante».
El contacto con la familia biológica
Acogimiento no es adopción y nunca se deben confundir. Por ello, en el caso de acogimientos temporales, como es este, se procura que niños y familias biológicas se vean con frecuencia.
«Juan ve a su madre una vez por semana y le gusta estar con ella. Al fin y al cabo, es su madre. Nosotros la conocemos, nos llevamos bien y sabemos que hace todo lo que puede», reconoce Tomás. Pero este contacto no significa necesariamente que su destino sea volver a vivir juntos. «Eso nadie lo sabe. Si llegado el momento los padres biológicos reúnen las condiciones adecuadas podría regresar con ellos; si no, no».
Precisamente, uno de los principales frenos a la hora de plantearse el acogimiento es anticiparse al momento de la separación. Ese es, sin duda, el mayor miedo que tienen las familias y es inevitable. Frente a eso, nos dicen, solo hay que estar mentalizados y ser muy consciente de que «crecer en un piso tutelado o hacerlo con una familia de acogida, no tiene nada que ver».
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»center»] Crecer en un piso tutelado o hacerlo con una familia de acogida no tiene nada que ver.[/quote]
Cuando te conviertes en familia de acogida, hay que convivir con la incertidumbre. No sabes a ciencia cierta cuándo llegará o cuánto tiempo permanecerá en la familia. Hay acogimientos de urgencia de muy corta duración (semanas o meses); temporales, que suelen ser por dos años aunque pueden convertirse en permanentes…
En cualquier caso, explican, tanto la llegada a casa como la separación es paulatina: un día se queda a comer, otro día a cenar y dormir, después se queda un fin de semana entero… Y durante este tiempo de adaptación cuentas con apoyo y asesoramiento las 24 horas si lo necesitas«.
El futuro nadie sabe qué ocurrirá, «lo único que queremos es que Juan sea feliz y él sabe que las puertas de nuestra casa siempre van a estar abiertas cuando lo necesite».
Nota: para proteger la identidad del menor, los nombres utilizados no son los auténticos.
Dudas frecuentes sobre acogimiento
Me lo estoy planteando, ¿dónde consigo más información?
El primer paso es ponerse en contacto con la Sección de Acogimiento Familiar del Gobierno de La Rioja en el teléfono 941 294 361 o en la web: www.larioja.org/
No tengo pareja, ¿también puedo ser familia de acogida?
Sí.
No estoy seguro/a de reunir las condiciones adecuadas
Desde la primera llamada, comienza un proceso formativo que permita valorar adecuadamente la decisión.
También se realiza una valoración, junto con la familia solicitante, para asegurar que sus circunstancias les van a permitir acoger a un menor en unas condiciones adecuadas.
Una vez finalizado este proceso, se pasa a formar parte de una bolsa de familias acogedoras, a la espera de que surja la necesidad de acogimiento.
No podría hacerme cargo de un bebé, ¿puedo ofrecerme igualmente?
Sí. Las necesidades de acogimiento son diversas y se adecuarán a lo que cada familia pueda ofrecer.
¿Todos los acogimientos son iguales?
No. Existen diferentes tipos de acogimiento:
- Acogimiento familiar de urgencia: Son de corta duración pero muy necesarios. Se dirigen principalmente a menores de seis años, en tanto se decide la medida de protección que corresponda.
- Acogimiento familiar temporal: Que tiene carácter transitorio, bien porque en la situación del menor se prevea la reintegración de este a su propia familia o bien en tanto se adopte una medida de protección que revista un carácter más estable como el Acogimiento Familiar Permanente o la Adopción.
- Acogimiento familiar permanente: Se constituye bien al finalizar el plazo de dos años del acogimiento familiar temporal por no ser posible la reintegración familiar o bien directamente en casos de menores con necesidades especiales o cuando las circunstancias del menor y su familia así lo aconsejen.
¿Con qué apoyos contaría?
Las familias que deciden acoger un menor en sus hogares cuentan, desde principio, con el apoyo y asesoramiento del Gobierno de La Rioja. Para ellas, se han diseñado diversos programas de formación, apoyo técnico y económico.
Las familias reciben herramientas para superar las posibles dificultades; mejorar la capacidad educativa y pedagógica; desarrollar actitudes que permitan superar las diferencias generacionales; gestionar la relación con la familia de origen del menor y en definitiva, todo el apoyo técnico y económico que puedan precisar a lo largo del proceso.