Por una Convivencia Escolar libre de violencia

El Gobierno de La Rioja, a través de la Consejería de Educación, Cultura, Deporte y Juventud, ha puesto hoy en marcha la campaña ‘Juntxs por una Convivencia Escolar libre de Violencia’, con la que el ejecutivo riojano inicia un proceso de acciones de sensibilización e información sobre el nuevo Decreto de Convivencia Escolar, que elevará la convivencia a un nivel de pilar fundamental en la vida diaria en los centros educativos riojanos a través de un nuevo enfoque en positivo para la relación en las aulas, el refuerzo de la autoridad del docente y la implicación de toda la Comunidad Educativa.

Toda la información de esta campaña se encuentra ya disponible en la web: www.larioja.org/convivenciaescolar

La puesta en marcha de esta campaña se enmarca en la recta final del proceso administrativo en el que se haya inmerso, antes de su aprobación y entrada en vigor, el futuro Decreto de Convivencia Escolar, que ha sido desarrollado por la Consejería de Educación, Cultura, Deporte y Juventud con la colaboración de diferentes agentes
y colectivos de la Comunidad Educativa, y que entre otras acciones ya ha iniciado en las últimas semanas los grupos de trabajo y formación de docentes, con participantes de toda la red educativa de la región. Una de las pautas relevantes de este Decreto es que su entrada en vigor irá aparejada de un programa de acciones formativas y de
divulgación, así como de la propia asesoría desde la Consejería a los centros educativos para acompañar su correcta implantación.

El nuevo enfoque de este Decreto es el de una convivencia en positivo, que actualiza el sistema hoy vigente basado meramente en medidas sancionadoras y punitivas ante hechos consumados, para poner el acento sobre todo en la labor de prevención y trabajo de las conductas en el aula y gestión de conflictos. El principio básico es que aprender a convivir es, hoy por hoy, uno de los aprendizajes fundamentales que debe garantizar la etapa de educación básica: educar no consiste únicamente en aprender determinados conceptos o dominar asignaturas concretas; sino que debe
tener una dimensión integral, conseguir que los alumnos y alumnas aprendan a dirigir su propia vida y aprendan a relacionarse y a establecer vínculos con otras personas.

Por esto, la Convivencia en el aula es uno de los pilares fundamentales de la vida diaria en un centro educativo: es presente porque determina un clima sano y adecuado en el aula para el correcto desarrollo de la educación entre los alumnos y alumnas, y también es futuro porque a través de esta Convivencia se están desarrollando comportamientos y actitudes conductuales que definirán a esos jóvenes en el futuro. El planteamiento, en definitiva, enfoca la convivencia en la creación de vínculos con otras personas y su refuerzo, establecer el diálogo como método para la gestión de conflictos frente a la fuerza bruta y otras formas de violencia; y hablar y buscar una mediación entre las partes ante los problemas.

Convivencia en positivo

La convivencia en positivo es la que se construye en el día a día, consiste en establecer una buena relación con uno mismo, con otras personas y con el entorno y se basa en el cuidado mutuo y la dignidad de las personas, la paz positiva y los derechos humanos.

La convivencia en positivo se basa en un planteamiento participativo, consensuado, preventivo y proactivo que permita a los centros y a los docentes detectar posibles conflictos e intervenir antes de que estos se intensifiquen. Es un modelo de convivencia que se aleja del modelo meramente sancionador y se centra en el trabajo conjunto por la gestión y resolución de conflictos en el aula.

Con esto, el cambio que se introduce con el nuevo Decreto plantea que la convivencia no puede reducirse a la disciplina, dado que es mucho más: es trabajar en un objetivo educativo y no sancionador. En demasiadas ocasiones, la forma de actuación es principalmente reactiva: se actúa cuando ha aparecido un problema, una transgresión, una conducta negativa. Con el nuevo planteamiento, se pretende  pasar a una actitud proactiva, adelantándose y haciendo prevención de manera que no aparezcan las conductas contrarias a la convivencia.

Esto implica cambiar las condiciones que se dan en las aulas, desarrollar en el alumnado y en toda la comunidad educativa actitudes y competencias que hagan posible un vínculo positivo entre todas las personas. Hay que crear las condiciones para que todos los alumnos puedan crecer, evolucionar y desarrollarse. En el sistema actual reactivo, cuando se produce un caso de acoso, violencia o de conducta disruptiva, se interviene y se sanciona, y en ocasionas es la víctima, y no el agresor, quien sale perjudicada. Mientras que en el sistema proactivo los esfuerzos se centran en evitar casos de acoso, por ejemplo, implicando al grupo (espectadores), estableciendo un ambiente de seguridad, reforzando la relación entre profesorado y alumnado.

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