Elogio vs. aliento, ¿reconoces cuál utilizas con tus hijos?

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Aunque a priori elogio y aliento puedan parecer palabras similares, no lo son. En este artículo, el centro de psicología y logopedia Syndeo Logroño nos habla de sus diferencias y de cómo usar uno u otro puede impactar de manera crucial en su crecimiento personal y autoestima.

En este artículo, el centro de psicología y logopedia Syndeo Logroño nos habla de las diferencias entre el elogio y el aliento hacia nuestras hijas e hijos, resaltando la importancia de los mensajes diarios que les transmitimos y cómo estos influyen en sus resultados y avances.

(Artículo elaborado en colaboración con Syndeo Logroño)

En nuestra constante búsqueda de promover el desarrollo saludable de nuestros hijos, a menudo recurrimos a prácticas arraigadas en nuestra cultura, como el uso frecuente de elogios. Sin embargo, la Disciplina Positiva (DP) nos insta a reflexionar sobre la distinción crucial entre elogio y aliento, reconociendo que, aunque parecidos, ambos conceptos impactan de manera diferente en el crecimiento personal y la autoestima.

La DP, basada en principios que buscan guiar y motivar a los niños de manera respetuosa, alentadora y efectiva, pone un énfasis especial en el aliento. Esto implica brindar respaldo emocional positivo mediante palabras y gestos que refuercen los esfuerzos, logros y comportamientos deseables, fomentando un sentido de autoestima y motivación intrínseca.

En contraste, el elogio se manifiesta como un juicio de valor favorable destinado a glorificar, generalmente centrado en la acción y su resultado, como un simple «muy bien hecho». Por otro lado, el aliento busca inspirar coraje, valentía y estimular el esfuerzo y la superación personal, celebra el proceso y el empeño, como se refleja en frases como «Lo diste todo. ¿Cómo te sientes acerca de lo que lograste?«.

Mientras el elogio emite un juicio externo, el aliento se centra en la autodirección, permitiendo que la persona determine su propio valor a través de la autoevaluación. Esto es crucial, ya que el elogio puede generar a largo plazo una dependencia de la aprobación externa, mientras que el aliento cultiva la autoconfianza y la autosuficiencia.

También nos gustaría reflexionar sobre las consecuencias del aplauso constante y los elogios excesivos, destacando cómo estos pueden crear una conexión indebida entre los logros del niño y la necesidad de complacer a los demás, en lugar de mantener un sentido de satisfacción personal y capacidad.

En última instancia, el aliento se presenta como una herramienta valiosa para ayudar a los niños a desarrollar coraje, permitiéndoles crecer como individuos capaces, resilientes y felices. Invita a los padres a reflexionar sobre su enfoque parental, promoviendo la autoevaluación y la independencia en lugar de depender de la evaluación externa.

  • ALIENTO: «Hoy noté que dedicaste mucho tiempo a tu tarea en preparar el examen de matemáticas. Eso muestra un gran esfuerzo. ¿Cómo te sientes acerca de la forma en que abordaste los problemas difíciles?»… «Eso es fantástico. Debes estar muy orgulloso de tu perseverancia y de cómo enfrentaste el desafío!» «Observé que dedicaste un tiempo considerable a tus tareas de matemáticas hoy. Eso muestra un esfuerzo admirable. ¿Cómo te sientes respecto a cómo abordaste los problemas difíciles?»

 

  • ELOGIO: «Hoy noté que obtuviste una calificación perfecta en tu tarea de matemáticas. ¡Eres muy inteligente!» …»Estoy muy contento de que lo hayas hecho bien. Tu inteligencia realmente se destaca. ¡Buen trabajo!

 

Para concluir, nos gustaría que te plantearas algunas preguntas reflexivas para evaluar si están fomentando la autoevaluación o la dependencia de la evaluación externa:

  • ¿Estás promoviendo la autoevaluación o la dependencia de la evaluación de los demás?
  • ¿Estás invitando a tu hijo a pensar o diciéndole qué pensar?
  • ¿Le permites a tu hijo descubrir las cosas por sí mismo o lo involucras en la resolución de problemas, o lo estás rescatando y arreglando cosas por él?
  • ¿Estás considerando lo que tu hijo podría estar pensando, sintiendo y decidiendo en respuesta a lo que haces o dices, o evitas entrar en el mundo de tu hijo?
  • ¿Estás ayudando a tu hijo a sentirse capaz o dependiente?

 

Si puedes responder afirmativamente a la primera parte de cada una de estas preguntas, es probable que estés alentando a tu hijo. Si no, ahora mismo puede ser un buen momento para empezar a practicar y ser más conscientes.

 

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