Viajando juntitos a… «Praga, una ciudad de cuento, gominolas y teatros»

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La mochila de Bárbara Serrano está repleta de kilómetros y consejos para compartir. Y para empezar, el destino que ha escogido es Praga, una ciudad de cuento, perfecta para viajar con peques. "Sin duda, uno de los mayores placeres en mi vida es viajar. Y si esto lo juntamos con el otro gran “leitmotiv”, el más importante, que es mi familia, el resultado es una nueva y maravillosa forma de viajar: viajar con nuestras pequeñas".

Conocer cada uno de los rincones de La Rioja en familia se nos da bien, pero en El Balcón de Mateo también queremos invitaros a descubrir el mundo. ‘Viajando juntitos» es el nombre de esta nueva sección que irá capitaneada por una viajera de excepción: Bárbara Serrano. Se ha pateado medio mundo, primero sola y, tras ser madre, en compañía de su familia.

Tiene tantos kilómetros a sus espaldas como ganas de compartirlos con quienes nos leéis, así que este espacio, desde hoy, es todo suyo.

Autora: Bárbara Serrano. 

Sin duda, uno de los mayores placeres en mi vida es viajar. Y si esto lo juntamos con el otro gran «leitmotiv», el más importante, que es mi familia, el resultado es una nueva y maravillosa forma de viajar: viajar con nuestras pequeñas.

Me encanta que mis hijas vean, toquen, coman o huelan otros paisajes, otras personas, otras culturas y que lo disfrutemos junt@s. Y aunque desde luego no todo es maravilloso en estos viajes «mamá me canso, papá me hago pis…», merece muy mucho la pena.

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Os voy a contar cómo lo hacemos empezando por el viaje más reciente: Praga.

Queda pendiente contar aquella noche de abril en la que mi familia subía a la punta de la Torre Eiffel mientras yo les esperaba leyendo Anna Karenina, o de cuando tumbad@s en la infinita arena roja del desierto del Sahara contemplamos las estrellas… Pero eso será otro día.

Praga, destino perfecto para viajar en familia 

Estos 5 días de carnavales hemos estado en Praga, República Checa, un destino perfecto para ir en familia. Desde luego el tiempo nos ha acompañado porque no hacía demasiado frío para lo que acostumbra en febrero.

¿Sabes porqué Praga me ha encantado para viajar con nuestr@s niñ@s?

  • Es una ciudad pequeña, bueno en realidad no lo es, pero todo lo que hay que ver esta en un mismo lugar no muy extenso.
  • Es literalmente una ciudad de cuento con casas de colores, iglesias puntiagudas, castillos con fosos, relojes astronómicos…
  • Esta lleno de tiendas de gominolas, tiendas de chocolates, tiendas de títeres, tiendas de Navidad ( en pleno agosto) …
  • Tienen un montón de fábulas; un tanto oscuras, sí, pero explican todos los acontecimientos históricos ocurridos durante la larga vida de la ciudad… Alejandra alucinaba con las explicaciones del guia del TourFree que hicimos (con historia incluida de un brazo colgado hace un par de siglos en una de las Iglesias que visitamos).
  • Hay teatros de títeres, teatros clásicos, teatros musicales y hasta teatros negros.
  • La comida es barata y sabrosa. Siempre hay patatas fritas, salchichas, pizzas o hamburguesas para los que no les vaya mucho lo de probar nuevas cosas y sobretodo no sientes ese miedo de meterte en cualquier restaurante y que te cobren tu peso en oro.


Y ahora os cuento algunas de las cosas que hicimos que encantaron a las niñas y que nos ayudaron a que el viaje fuera mas agradable:

  1. Dormir en un apartamento. Para mi esto es fundamental porque suelen ser mas grandes que las habitaciones de los hoteles y mas baratos, y nos dan mas libertad con las niñas. Desayunos en casa y muchas veces también cenas (nosotros compramos unas salchichas en una carnicería que estaban deliciosas) este desde luego fue un Bueno, Bonito y Barato a escasos metros de pleno centro.
  2. Preparar actividades que nos gusten a todos. Praga es un 10 en esto.
    • Teatro de Títeres, vimos una ópera llamada Don Giovanni, donde los actores eran preciosos títeres que estuvo bastante bien aunque un poco larga , con lluvia en directo incluida.
    • Teatro Negro, lo que mas les gusto a mis pequeñas, hay varios por la ciudad, y es un teatro en el que está todo oscuro y l@s actores/actrices van con trajes fluorescentes, les dan unas gominolas a la entrada y unos tubos de esos que lucen en la oscuridad… además es 4d!!
    • Subir a la Torre Petrin, una réplica de la Torre Eiffel en pequeño, a Alejandra le encanto bajar por todas aquellas escaleras interminables y las vistas de la ciudad eran inmejorables. Aquí hay una de esas salas de las que hay en los parques de atracciones con espejos que deforman, pero nosotras llegamos tarde…
    • Paseo en barco por el Moldava, y aunque a mi no me gustó mucho, montarse en un barco siempre es una aventura.
    • Busqué y busqué y al final encontré un lugar donde celebraban una fiesta de carnaval, estaba fuera de la Praga turística, lo cual es maravilloso para ver cómo es realmente la ciudad, y no defraudó. El sábado de carnaval disfracé a mis chicas de Gitanas Bohemias (versionado por mi ) y nos fuimos a un mercado al aire libre con comida típica checa, música en directo, pintacaras y un chico con mucha paciencia que se pasó toda la mañana haciendo globos… Eso si, las únicas disfrazadas creo que en toda Praga eran mis hijas.

Viajar a Praga con niños

La noche de antes del viaje, metidos los cuatro en la cama hablamos de los propósitos que nos repetiríamos cual mantra durante todo el viaje; cada uno el suyo: ser más positivo, intentar ser paciente, ser más autónoma y no perder los nervios si no llegamos a todo lo que habíamos planeado.

A lo práctico: vuelos, alojamiento, comer… 

Y para finalizar, la burocracia del viaje, el esqueleto, con lo que yo personalmente más disfruto, la pura organización:

  1. Viajamos en avión de Madrid a Praga con Iberia (por cierto, encantador@s con nuestras niñas, nos enseñaron la cabina e incluso hablamos un rato con los pilotos). Los billetes muy caros porque los solo 6 días antes: 229 euros cada adult@ y 175 euros por cada niña. Con antelación puedes comprar billetes por 80 euros. Para llegar del Aeropuerto al apartamento utilizamos un tranfer que ofrecía el alojamiento, 25 euros, como nos pareció muy caro a la vuelta cogimos un Uber que, aunque con un poco de confusión, nos llevó por 15 euros. Otra cosa, nosotr@s vamos desde Logroño con nuestro coche particular y lo aparcamos en la T4<. 5 días por 60 euros.
  2. El apartamento sin duda lo mejor del viaje. A través de Booking por 320 euros los 5 días. Aviso a navegantes, ¡la entrada es una tienda de souvenirs!
  3. Mucho nos gustaron también los dos TourFree que realizamos para hacernos una idea de la estupenda Praga.
  4. Las entradas de los teatros las compré en Get Your Guide, la Ópera de Don Giovanni nos costó 80 € para l@s cuatro y el Teatro Negro 62 € (aquí Julieta de 2 años entraba gratis).
  5. Como os digo más arriba la comida me pareció bastante barata, comíamos por unos 40 € tod@s. En especial nos gustó este restaurante tradicional y un poco difícil de encontrar, en el barrio de Mala Strana, cerca del Castillo, llamado Baracnicka Rychta, todo delicioso. Para las familias mas ‘hipsters’ hay una cerveceria oculta llena de libros y con unas sopas muy sabrosas que no he conseguido encontrar en internet pero que si hacéis el tour que os comento mas arriba visitareis, ya que os dejan allí unos minutitos para descansar y coger fuerzas para continuar.
  6. Otra cosa a tener en cuenta es el transporte en la misma ciudad, mi consejo es que os cojáis un pase de 2, 3 o 4 días. Cubre todos los medios de transporte: tranvía, metro, bus y el funicular que sube a la Torre Petrin. Los niños menores de 6 años no pagan y aunque las distancias son cortas lo agradecerás, sobre todo al final del día.

Compras

Por último, un par de consejos para las compras. El mejor barrio para mi fue Mala Strana, #PorDiosNoSePuedeSerMasCuqui, con sus tiendas de títeres sus librerías o sus pastelerías con galletas de jengibre de todas las formas y tamaños.

El otro lugar fue un centro comercial en pleno centro de Praga recurso perfecto si el tiempo no es mejor para seguir recorriendo la ciudad.

La verdad es que el resultado del viaje fue estupendo aunque hay que decir que los checos son un pelín secos. El guía ya nos lo advirtió en su explicación de la ciudad: «los semáforos en Praga duran menos que la sonrisa de un checo». Puedo asegurar que casi no daba tiempo a cruzar, y que las calles tan de cuento están todas empedradas y con ninguna rampa y es un poco engorroso ir con el carro.

Sobre la autora: Bárbara SerranoBarbara-Serrano

Mi nombre es Bárbara, nacida en Zaragoza pero riojana de adopción. Me licencié en Derecho a principios del nuevo siglo, y hace casi 7 años me convertí en mamá de la increíble Alejandra. 4 años más tarde nació mi pequeña Julieta para cerrar el circulo de nuestra familia de cuatro. Como os anunciaba al comienzo, soy una apasionada de los viajes, supongo que lo tengo grabado en los genes. Mis padres han viajado durante toda su vida explorando medio mundo y aunque cuando mi hermano y yo éramos pequeños no les acompañábamos en sus aventuras, nos llenaban la casa de tesoros traídos de exóticos y lejanos países: aún recuerdo aquella enorme shisha traída de Turquía en medio del salón, cuyo uso era todo un misterio para mi. Por la cabeza de mis padres, veinteañeros en los fabulosos años ochenta, nunca pasó llevarnos a esas escapadas, pero ahora estamos en otra época, el mundo global donde naces en Logroño pero puedes terminar trabajando en una mina de diamantes de la fría Siberia y desde luego donde puedes viajar con tus niñ@s a casi cualquier parte.

Deciros que en nuestra forma de ver la educación de nuestras hijas, esta actividad es una de las más importantes, nos parece que sólo suma a la hora de hacernos crecer como familia y que nos ayuda mucho a inculcarles los valores que les queremos transmitir. Me encanta que mis hijas vean, toquen, coman o huelan otros paisajes, otras personas, otras culturas y que lo disfrutemos junt@s. Y aunque desde luego no todo es maravilloso en estos viajes «mamá me canso, papá me hago pis», me da una pataleta en medio de la plaza mayor de Praga y todo el mundo nos mira… merece muy mucho la pena.

Desde luego, es otra forma de viajar, hay que ir ajustándose para ver hasta donde podemos llegar tod@s y cuando es el tiempo de marcharnos al apartamento a simplemente jugar o buscar un parque para montarnos en los columpios. Y sobre todo y a tener en cuenta, el destino final no es lo más importante, aunque es cierto que a mi me gusta mucho viajar a sitios muy distintos, puede ser igual de interesante observar como viven unos canguros en Australia que disfrutar viendo unas luciérnagas una noche de verano en Soria.

 

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