Artlanza, el pueblo-escultura más grande del mundo

Artlanza-portada

Visitar Territorio Artlanza es comprobar hasta dónde es capaz de llegar el ser humano con la sola ayuda de sus manos, unas cuantas herramientas y 10 años de trabajo. Y resulta increíble. Es difícil encontrar una definición que se ajuste a lo que el visitante percibe porque, como reza a la entrada, estamos ante «la escultura más grande del mundo creada por una sola persona«.

Nos trasladamos hasta la pequeña localidad de Quintanilla del Agua, en la comarca burgalesa del Arlanza, para conocer esta maravilla de «parque temático» de la etnografía y, por supuesto, a su autor: Félix Yáñez.

Este artesano ceramista, obligado por la necesidad de un oficio bello pero, por desgracia, poco rentable, hace diez años decidió comenzar un proyecto del que nunca imaginó las proporciones que alcanzaría. La idea: recrear a tamaño natural y con materiales originales un poblado medieval típico de Castilla.

Calles, plazas, escuelas -separadas, como era costumbre, para niñas y niños-, la taberna, la iglesia, la barbería, la posada…  cualquier construcción imaginable tiene su recreación en Artlanza. En la actualidad, este pueblo sin vecinos, pero con mucha vida ocupa la friolera de 14.000 metros cuadrados. «Vamos, que si lo sé no me pongo», bromea su autor.


No solo eso, sino que además cuenta con quince museos repletos de piezas originales de la época. La farmacia, con sus frascos, balanzas y utensilios; la mercería, con finos textiles para las señoras de la época; la bodega subterránea, con su barricas y cántaras; la escuela, con sus pizarras, libros y todo el rudimentario material escolar del momento…

Incluso podemos encontrar un acogedor corral de comedias bautizado como «Corral de Felipe II», que durante el verano sirve como escenario a un festival de Teatro de cámara aficionado, que va ya por su séptima edición.

En definitiva, Artlanza es una evocadora invitación al recuerdo, ya que cada paso nos trasladará a escenas de nuestra niñez o pondrá cara a las historias contadas por nuestros abuelos. «La gente más mayor se emociona mucho al reconocer objetos o utensilios cotidianos de su infancia», explica Félix Yáñez.


La visita se puede prolongar todo lo que uno desee, pero se recomienda disponer de unas dos horas para hacerlo con la tranquilidad que merece esta obra de arte. Por el camino, será fácil encontrarse con Félix enfundado en su buzo de trabajo, con su inseparable carretilla, trasladando materiales de un lado a otro. «No hay tregua. Siempre estoy pensando en lo siguiente que voy a construir; si no, malo».

Hombre tranquilo y apacible, no le importará interrumpir su tarea para charlar y explicar su historia a todo aquel que quiera conocerla. Suponemos que ya la habrá contado un millar de veces, pero no se nota ni un ápice.

Habla con pasión, incluso con incredulidad de lo que ha conseguido. «De cuatro años a esta parte vienen autobuses de un montón de sitios: Palencia, Valladolid, La Rioja, Madrid… Incluso hay días que superamos las mil visitas. Es increíble. Estoy muy orgulloso. Ahora ya solo quiero tiempo para trabajar y disfrutar de la vida».

Alarga la jornada

Muy cerca de Quintanilla del Agua, apenas a 10 kilómetros, encontrarás dos localidades burgalesas muy bellas: Lerma y Covarrubias. Puedes completar la jornada visitando cualquiera de las dos, o incluso ambas.

Felix-Yanez

GUIA DE TURISMO FAMILIAR

Los mejores destinos

para una PRIMAVERA genial