Como ya os contamos, Elena Madorrán, optometrista comportamental de Ramón Óptica colabora con El Balcón de Mateo ofreciendo consejos para vigilar la salud visual de nuestros hijos. En esta ocasión, nos habla de las diferencias entre vista y visión.
Un niño que no precisa llevar gafas puede, sin embargo, tener un problema de visión que le impida procesar la información recibida durante las clases y que, conllevaría, irremediablemente, a un fracaso escolar. Vamos a averiguar algo más sobre esto.
¿Reconocéis en vuestros niños alguno o varios de estos síntomas?
Si tu hijo tiene varios de estos síntomas, tiene muchas probabilidades de tener un problema de visión, que no de vista.
- Lee mal, despacio y/o no entiende lo que lee. Confunde palabras, se las inventa.
- No ve la pizarra. Borra o tacha constantemente.
- Se cansa con el ordenador.
- Le entra sueño al estudiar.
- Adopta malas posturas a la hora de leer o escribir.
- Se distrae, no para quieto en la silla.
- Se le enrojecen los ojos, le pican, le lloran.
- Le cuesta memorizar. No sabe resumir o resume todo en una palabra.
- No entiende las simetrías; no entiende las matemáticas. No sabe donde colocar los números.
- Tiene muchos dolores de cabeza al final del día.
La visión es el proceso de ver, percibir, reconocer, interpretar, relacionar y memorizar las imágenes que recibe el ojo. Por ello, el proceso de visión no puede ser reducido simplemente al hecho de ver el 100%. En la visión están involucradas 300 áreas cerebrales; por ello, ver el 100% no significa tener buena visión.
El problema es que, normalmente, cuando se realizan exámenes visuales, el único factor que se tiene en cuenta y se evalúa es si el niño necesita gafas o no, es decir, si tiene o no buena agudeza visual, ¡esto es un error! Además, estos exámenes sólo evalúan la agudeza visual de lejos, cuando la mayoría del tiempo los niños están trabajando de cerca.
Los optometristas comportamentales evaluamos al niño como un todo y partimos de un estadío muy inicial. Tan inicial como que debemos saber, si podemos, toda su vida prenatal, postnatal y desarrollo motor.
¿Qué evaluamos en la función y percepción visual?
– Lo primero es si necesita o no corrección, ya que si no se hace ya partimos de una mala entrada.
– Si existe ojo vago.
– Si existe alguna desviación (estrabismos).
– Cómo enfoca cada ojo por separado en cerca.
– Cómo trabajan los dos ojos juntos para converger en el papel y diverger en lejos y cerca el gasto energético que tienen que realizar.
– Con qué velocidad cambian del cuaderno a la pizarra y viceversa.
– Por qué ojo está entrando más información y con qué eficacia.
– Cómo son de eficaces sus movimientos oculares.
– Cómo ve en 3 dimensiones.
– Cómo son sus reacciones pupilares.
– Cómo es de amplio su campo periférico.
– Cómo entra la información visual, cómo procesa y cómo vuelve a salir (bien por vía manual o visual).
– Cómo es su relación visual con la auditiva.
Después de esta valoración, ya tenemos un punto de partida para saber si la luz que ha entrado en el ojo se trabaja de manera eficaz y sin esfuerzo, y llega de manera rápida por la ruta visual del cerebro hasta el córtex que lo procesa. En definitiva, si nuestros niños tienen algún problema de visión que les impida procesar la información que reciben durante las clases y que, conllevaría, irremediablemente, a un fracaso escolar.
Si tenéis cualquier pregunta para Elena Madorrán, no dudéis en hacerla a través del mail: info@elbalcondemateo.es. Con el asunto: Consulta Ramón Óptica.