El reparto del pez, el pan y el vino es uno de los momentos más esperados y simbólicos de las fiestas de San Bernabé y, como no podía ser de otra manera, la ciudadanía logroñesa ha cumplido con su cita. Desde primeras horas de la mañana, las murallas del Revellín han congregado a cientos de personas deseosas de hacerse con su ración y su jarrito conmemorativo en honor a la heroica resistencia del pueblo logroñés frente al asedio de 1521.
Hace 500 años, peces, panes y vino fueron decisivos para la supervivencia del pueblo logroñés durante el asedio francés. Y con este acto se conmemora la astucia y valentía de estos hombres y mujeres que consiguieron sobrevivir a la adversidad. Un recordatorio de la importancia de la unidad y la perseverancia.
Y para que esta gesta no caiga en el olvido, la Cofradía del Pez es la encargada de mantener viva la tradición, preparando, elaborando y repartiendo nada menos que 26.000 raciones de trucha -de piscifactoría-, un millar de litros de vino y unas 1.500 barras de pan sobado de La Rioja, por supuesto.
