La contestación al titular es bastante obvia: disfrutar de los deportes de invierno. Pero más allá de deslizarse por las cordilleras de los Alpes Franceses con Esquiades.com, esta zona natural de Europa ofrece una singular oferta de ocio según avanzamos hacia el tiempo estival, en donde sus paisajes nevados dan paso a un maravilloso manto verde. Acercarse hasta los Alpes franceses es una fantástica opción para desconectar durante unos días, sean en compañía de la pareja o de la familia al existir una notable oferta de entretenimiento para acudir con niños.
Los Alpes franceses representan uno de los destinos más atractivos para los amantes de los deportes invernales. Lo que se desconoce, para muchos turistas, son la infinidad de opciones culturales y gastronómicas que pueden encontrarse recorriendo todos los pequeños y pintorescos pueblos que se sitúan entorno al icónico Mont Blanc, la cumbre más alta de todo el continente europeo. Entonces, ¿qué planes pueden hacerse durante los meses estivales? Apunten algunas ideas tan sugerentes como bello es el paisaje natural de esta zona de grandes montañas.
En las cercanías del imponente Mont Blanc se sitúa el municipio de Chamonix, uno de los sitios con más población de los Alpes franceses. Durante el invierno, sus calles se pueblan de esquiadores, pero en verano, el paisaje sigue siendo un atractivo. Darse un paseo por Chamonix es disfrutar de sus calles, de sus tiendas, de su naturaleza (su río y verdes montañas), de sus terrazas en donde degustar su gastronomía. En verano, además, hay una mayor invitación a la desconexión.
Tomando Chamonix como zona de salida, el visitante deberá ir de pueblo en pueblo descubriendo los rincones más bellos de estos Alpes franceses, algo que agradecerán los ojos, al deleitarse con el colorido de los diferentes paisajes y con la típica arquitectura de montaña de casas de madera. Apunten algunas opciones: Les Houches; Argentiere (cerca ya de la frontera con Suiza); Saint Gervais (parada obligatoria para conocer la gastronomía); Megève; Sixt-Fer-à-Cheval (sitio ideal para practicar el senderismo); o Montfort, entre otros pequeños enclaves por descubrir. La recomendación es trazar un recorrido en coche desde algún punto neurálgico como Les Houches.
Agua y vistas panorámicas
Si hablamos de naturaleza y senderismo, los Alpes franceses ofrecen uno de esos lugares donde las fotos deben multiplicarse: las vistas del Lac du Vallon son sencillamente tan espectaculares como la visita a las cascadas de Rouget, de Pleureuse y del Cirque du Fer-à-Cheval‘. Son algunas propuestas, puesto que hay otros muchos rincones donde ver mezclarse el agua del deshielo con la frondosidad del verde que decora toda esta estampa montañosa. Asimismo, y si las temperaturas acompañan, el visitante podrá darse un chapuzón en la Cascada de Rouget, considerada como una de las cascadas más bonitas de toda Europa, aunque sin llegar a la majestuosidad y altura de la cascada de Cirque du Fer à Cheval, con 700 metros de caída. A todas estas cascadas, y otras muchas, se puede llegar dando un plácido paseo.
El agua es el otro protagonista de esta zona de los Alpes franceses. Otra visita obligada está en acercarse al lago de Annecy, a una hora en coche desde el mencionado Chamonix. Una vez allí, aparte de poder darse un chapuzón, hay visitas a castillos medievales y pueblos pintorescos (parada en Annecy, cuyo nombre viene por estar al lado del famoso lago) que habitan alrededor del considerado lago más limpio de Francia. Asimismo, una vez allí, es recomendable también subir al Col de la Forclaz, en cuya cumbre podremos disfrutar de las mejores panorámicas de toda esta zona. No es la parte más alta de los Alpes franceses, ya que ese honor recae (Mont Blanc aparte) en Aiguille du Midi, donde está enclavado el mirador más alto y al que se llega a través de un teleférico.
Otro plan interesante consiste en recorrer en tren los kilómetros que separan Chamonix de Montenvers, en donde deslumbrarse por el descomunal glaciar de Mer de Glace, considerado uno de los más grandes del continente europeo al situarse por encima de los 2.000 metros de altura, contar con más de 7 kilómetros de longitud y tener más de 200 metros de profundidad. La lástima está en su progresivo deterioro a consecuencia del cambio climático. El destino merecerá el viaje, aunque éste también será muy interesante al subirse al famoso ‘tren rojo’, un tren con el encanto de antaño y que van ascendiendo donde la orografía de esta zona tan montañosa. Otro motivo para acercarse está en la posibilidad de sumergirse en las profundidades de este glaciar, al poder visitar la Cueva del Hielo. El plan es perfecto.
El viaje por los Alpes franceses puede cerrarse de una manera más relajada después de desplazarse de un pueblo a otro conociendo el paisaje. En las cercanías del lago de Le Bourget se encuentra el municipio de Aix-les-Bains. Aparte de continuar descubriendo el paisaje, esta localidad es famosa por sus baños termales, en donde relajarse antes de contemplar los singulares edificios y palacios que alberga Aix-les-Bains.