Excursión (con leyenda) a las Minas de Plomo de Jubera

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Dónde: Jubera (La Rioja)

Edad orientativa: +3 años. Acceso con porta bebés.

Duración recorrido: 3,5 kilómetros -ida y vuelta- (2 horas)

Dificultad: baja

Recomendable: calzado senderista y linterna.

 

Firma invitada: Beatriz Gómez (Cuchamandeando)

Cogemos las mochilas, nuestros deliciosos bocadillos y nos abrigamos bastante… ¡nos vamos a cuchamandear hasta Jubera!

Allí se encuentran las antiguas minas de Plomo de Jubera también llamadas «Minas de los Moros».

Se trata de un lugar de gran valor cultural e histórico del valle del Jubera. Nos llama la atención que, siendo así, no tenga un buen mantenimiento (desde aquí animamos a las autoridades competentes a que se hagan cargo de una revisión tanto de las cuerdas que hacen de quita miedos como del desbroce de la zona, es una pena que algunos tramos se encuentren en tan mal estado, tratándose de un paraje Reserva de la Biosfera).

Con calzado senderista 

Nuestra aventurilla comienza unos metros antes de llegar al puente que atraviesa el río para acceder al pueblo. Podéis dejar el vehículo allí.

Seguimos la señal que nos indica las minas de Jubera. Se trata de un camino con poco desnivel y, aunque está sin asfaltar, está bastante bien para caminar. No obstante, recomendamos un buen calzado para senderismo.

A lo largo del camino encontraréis dos tipos de señales, nosotros seguiremos las marcas blancas y naranjas.

El primer punto de interés que encontramos en nuestro caminar es la Ermita de la Virgen del Prado, un edificio barroco del S. XVIII. Patrimonio histórico-artístico.

El primer punto de interés que encontramos en nuestro caminar es la Ermita de la Virgen del Prado, un edificio barroco del S. XVIII.

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Sorpresas a lo largo del camino…

Continuamos por el sendero admirando los paisajes de nuestra querida tierra, hasta llegar al primer panel, al cual accedemos por una cuestecilla arropada por unas cuerdas (en bastante mal estado). El panel cuenta la historia de las minas, desde el comienzo hasta el final de su explotación. Justo al lado encontraremos una boca mina escondida en la ladera de la montaña, los cuchamanderos muy decididos a entrar… pero las apreciaciones de varias rocas desprendidas nos hacen recular. Somos muy aventureros, sí, pero siempre con cabeza y mucha cautela.

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Volvemos al camino y llegamos al emplazamiento que ocupan los diferentes edificios que formaban parte del complejo minero.

Aquí encontramos el túnel más antiguo de toda la mina; está cerrado por una verja, aunque nos podemos asomar y comprobar gracias a unos muñecos que simulan los trabajos de los mineros la dura vida a la que se enfrentaban estas personas.

Las minas tuvieron gran actividad desde el año 1945 hasta 1958 dando trabajo a muchas familias de la comarca.

Junto a esta galería hay unas escaleras que suben por la izquierda, evitad subirlas, no llevan a ninguna parte y os ahorrareis unos buenos arañazos en las piernas… Las minas tuvieron gran actividad desde el año 1945 hasta 1958 dando trabajo a muchas familias de la comarca.

Y el plato fuerte de la excursión…

Cuando parezca que el camino ha terminado, continúa por el sendero del barranco fluvial; si no, te perderás lo mejor de la excursión: el gran salto de agua (si no lo ves claro, pregunta a excursionistas del lugar). Después de un alto en nuestro camino para recuperar fuerzas con nuestro almuerzo, continuamos por el barranco fluvial de San Martín, descendiendo hasta la fuente de los Túneles de los moros, situada en otra de las zonas de explotación minera.

Al entrar, encontraréis el plato fuerte de la excursión, una gran oquedad con un gran salto de agua en su interior. Un rincón natural delicioso donde el sonido del agua lo ocupa todo.

Si os apetece, podéis continuar por la ruta de los pueblos de Jubera. Nosotros desde aquí regresamos siguiendo nuestros pasos hasta el puente donde nos esperaba nuestra furgo para regresar a casa.

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Ahora, la leyenda

Para terminar esta preciosa ruta, os cuento una leyenda que circula por estos lares…

“Dicen que Venturiel era un pueblo que existió… En este pueblo todos se envenenaron por las aguas que traían de un término llamado el Raizal (Santa Engracia) Parece ser que una salamandra cayó en las aguas de un gran banquete del que iban a degustar los habitantes del pueblo… muriendo todos y desapareciendo así Venturiel”.

¡Así que cuidado con el agua y cuidado con las salamandras!

¡Buena ruta cuchamanderos!

Imágenes y textos: Beatriz Gómez Pellejero. 

Nota: El Balcón de Mateo no se hace responsable de opiniones e indicaciones vertidas por nuestras colaboradoras.

Sobre Beatriz Gómez ‘Cuchamandeando’

Maestra, educadora y bloguera, Beatriz Gómez Pellejero es nuestra firma invitada que nos habla de excursiones curiosas y poco conocidas para hacer en familia en La Rioja.

En El Balcón de Mateo, puedes leer algunas de sus excursiones con niños, como la escapada a Mansillasu viaje en globo relatado en primera persona o, fuera de La Rioja, su visita al Museo Vasco del Ferrocarril.

“De niña perseguía a sus primos pequeños con una pizarra en la mano, ya tenía claro que quería ser maestra. Beatriz Gómez Pellejero, logroñesa, se ha formado en Educación Infantil, Educacion Especial y Lengua extranjera francés. Es educadora vocacional, siente gran respeto hacia la importante tarea de formar a los más pequeños y siempre está con los ojos abiertos hacia métodos pedagógicos innovadores… Es mamá de un niño y una niña y autora del blog Cuchamandeando.

En algunos pueblos riojanos como Villamediana de Iregua se denomina ‘cuchamanderos’ a los niños que son movidos, que enredan con todo y que son muy curiosos… ¿Cuchamandeamos juntos?

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