En nuestra primera parada por la ruta La calle es un museo nos detenemos en ella: ‘La lectora del Bretón’. Puede que ni siquiera supieras su nombre, aunque esta obra del escultor Félix Reyes lleva más de 10 años observando cómo entramos al teatro y escuchando nuestras conversaciones.
Tengas 10 o 45 años, la curiosidad y el juego serán tu motor de aprendizaje. Por ello, en este recorrido por el arte urbano de Logroño tendremos que activar la curiosidad y, después, experimentar (jugar) para adquirir conocimientos. Nos lo explica Marina Pascual, gestora cultural y una de las artífices del proyecto junto a Código Zeta.
Una de las cosas buenas que tienen las obras en la calle es que se pueden tocar y se puede jugar con ellas (con respeto, obvio).
Así, pues, ¿qué podemos hacer con la lectora del Bretón?
1º) Acércate a la escultura y dedícale un tiempo antes de leer la información y de ver los vídeos. Tócala, mírala de cerca. Ponte a la altura de sus ojos, observa todos sus detalles. Puedes hacer fotos de las cosas pequeñas que posee como si fueras haciendo zoom.
2º) Ahora haremos un poco de teatro. Adopta su misma postura, su mismo gesto, quizá así empatices con ella.
3º) Toca pensar en voz alta: ¿qué está haciendo? ¿qué dice su mirada? ¿por qué está aquí? Cuando lees un libro y te cuenta algo que te gusta, ¿qué sensación tienes? ¿Piensas sobre ese tema? ¿Lo comentas con tus amigos o tu familia? Estas preguntas serán el inicio de una conversación en la que todos, padres y niños, compartáis experiencias. No hace falta hacerse todas estas preguntas pero sí todas las que surjan en la conversación. Las preguntas y respuestas son la base del aprendizaje. Pero ojo, nunca hagas más de las que su curiosidad pida: «Lo poco gusta…». No matemos su curiosidad.
4º) Cuándo la conversación se haya terminado, lee el texto en voz alta y mira el vídeo con ellos. Igual piensas que tus hijos no lo van a «entender», pero confía.
5º) Retoma la conversación con estos nuevos datos que Félix Reyes os ha contado de cómo y porqué la obra es así.
6º) Al terminar, dile adiós. Le encanta que le acaricien y hacerse selfies con todo el que pasa. Si te apetece hazte uno y súbelo a Instagram etiquetando #lacalleesunmuseo. Así podremos verte con la lectora.
Por cierto nadie sabe cómo se llama. ¿Qué nombre le pondrías tú? Puedes dejar tus sugerencias en los comentarios.
