Han pasado dos meses, 62 días, desde aquel 13 de marzo en que Zarándula y El Balcón de Mateo nos preguntamos: ¿y ahora qué hacemos? ¿Cómo ayudamos a los niños y niñas a quedarse en su casa? La respuesta llegó muy rápido y le pusimos nombre aún más rápido: ‘La Hora del Cuento’.
En otras palabras, un cuentacuentos diario a través de internet para que las familias pudieran seguir conectadas con la cultura, y que ésta les ayudara a aliviar el confinamiento.
Desde ese 13 de marzo, el narrador Carles García Domingo no ha fallado a su encuentro con el público. Un numeroso «club de fans» que ha ido creciendo cuento tras cuento y reclamando su píldora diaria con los libros. Incluso nos han «tirado de las orejas» cuando en alguna ocasión hemos llegado tarde a la cita: siempre a las 16 horas.
Dos meses y 61 historias más tarde, nos encontramos ante un escenario distinto.
Niñas y niños ya pueden salir a la calle, las familias gozamos de mayor libertad y, por suerte, ya no nos necesitan tanto como antes.
Llegados a este punto, ¿estarás pensando que se trata de un adiós, verdad?
No es una despedida, es una desescalada
Pues no. Esto no es una despedida, sino una desescalada, algo así como una cuenta atrás.
Desde hoy, ponemos el cronometro a cero esperando a que llegue el día en que podamos celebrar la gran fiesta de La Hora del Cuento. El día en que las bibliotecas, los museos, los escenarios y las calles vuelvan a poder acoger actividades culturales. El día en que asistir a una obra de teatro, un concierto o un espectáculo de danza a través de internet no sea una obligación sino una elección.
Hasta que llegue ese día en que podamos celebrar una sesión de narración «cara a cara», La Hora del Cuento seguirá viva. Aunque, eso sí, en lugar de diaria, pasará a ser semanal.
¡Larga vida a los cuentos!
