[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]Con las tasas de divorcio en auge, muchas personas deciden apostar por una nueva relación de pareja que consiga satisfacer los deseos y expectativas personales que no pudieron lograrse con la anterior. Se trata de las familias reconstituidas, aquellas formadas por una pareja de adultos en la que al menos uno de los miembros tiene uno o más hijos de su relación anterior, como en el caso de la archiconocida ‘familia Brady’, ambos viudos, que al casarse forman una nueva familia de 6 hijos -tres chicos del padre, tres chicas de la madre.
Al igual que en la serie, la historia de estas familias no está exenta de dificultades, ya que deben hacer frente a muchos cambios habitualmente en poco tiempo y que pueden dar lugar a problemas si no se superan satisfactoriamente.
¿Cuántos conocéis una historia parecida a esta?
«Quiere más a su hijo que al nuestro»
Antonio y María llevan dos años de relación. Les presentó una amiga común. María vivía sola en su casa, después de un par de relaciones fallidas. Antonio vivía en casa de sus padres desde hacía un año que se había divorciado de su exmujer por decisión de él. Tiene un hijo de 10 años, Lucas, que está con él en las visitas estipuladas.
A los cuatro meses de conocerse, deciden que Antonio se traslade a la casa de María y seis meses después, con cierta premura por la edad de ambos -rozan los 40-, deciden buscar un hijo común, que ahora tiene 6 meses.
Los conflictos no se hacen esperar. A las dificultades habituales surgidas de la convivencia se le unen otros problemas relacionados con la construcción de la nueva familia.
María se volcó con el hijo de Antonio, pero ahora que tienen el bebé considera que Antonio ha delegado en ella toda la responsabilidad educativa y afectiva de Lucas y se encuentra sobrecargada.
Reclama más ayuda de Antonio y más tiempo de pareja. Además le reprocha que no se impone lo suficiente a su exmujer en cuestiones relacionadas con el niño. A Antonio por su parte le preocupa que Lucas lo esté pasando mal por el divorcio y se lo lleva a pasear, al parque… para que le cuente cómo está. María considera que igualmente debe llevarse al bebé, que también es hijo suyo, y la idea de que quiere más a su hijo que al bebé comienza a perturbarle. La pareja ha tenido fuertes discusiones por estos motivos.
Visto el ejemplo, desgranamos algunas de las dificultades que parejas como la de Antonio y María deberán salvar para formar una nueva familia son:
1º Darse tiempo de elaborar el duelo por la pérdida de la familia
La dificultad inicial a superar es que toda familia reconstituida tiene su origen en una pérdida en uno de los adultos al sufrir un divorcio o el fallecimiento del cónyuge. Esta pérdida dará inicio a una familia monoparental, es decir, de un progenitor sólo y sus hijos.
La prisa por tener una nueva pareja puede hacer que iniciemos una relación de forma precipitada sin haber finalizado completamente el proceso de duelo inherente a toda pérdida, porque consideramos que con una nueva persona conseguiremos olvidarnos rápidamente de la anterior o de un mal matrimonio. Sin embargo, es necesario darse un tiempo para elaborar esta pérdida y darle un sentido para poder cerrar esta etapa y desengancharse de la pareja y la relación sin rencor teniendo en cuenta que seguimos siendo padres. Sólo así podremos comenzar una nueva relación de pareja y formar una nueva familia sin anclajes en el pasado.
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»right»] Antes de presentar o convivir con una nueva pareja, el niño necesita tiempo para apagar el deseo de que sus padres se reconcilien.[/quote]
Presentar la nueva pareja a los hijos cuando hace poco tiempo que ha sucedido el divorcio o iniciar la convivencia sin haber dado tiempo a que se consolide suficientemente la nueva relación, intensifica el dolor en los niños innecesariamente ya que ellos también necesitan su tiempo para elaborar la pérdida de la familia, apagar su deseo de reconciliación entre sus padres y resituarse en una nueva dinámica de estancias y visitas, con el riesgo añadido de sufrir una nueva ruptura del progenitor si esta nueva relación de pareja fracasa.
2º Flexibilizar nuestras creencias en torno al matrimonio y la convivencia
Las parejas a lo largo de su historia deben elaborar y renegociar multitud de aspectos de su relación: la comunicación, la convivencia, las relaciones familiares y sociales… de forma previa a tener hijos, si los hay. Sin embargo, en las familias reconstituidas al menos uno de los miembros de la pareja ya es padre antes de iniciar la relación y trae en su mochila una forma de entender estos aspectos que ya estaban funcionando en su relación anterior con su expareja y sus hijos, y que deberá flexibilizar para crear una dinámica nueva con su pareja actual.
3º Evitar excederse en la información que se habla en casa sobre la pareja anterior
Cuando criticamos o nos quejarnos a nuestra pareja actual de lo que hace nuestra expareja, le estamos abriendo la puerta a que juzgue y opine acerca de cómo es nuestra relación o la de nuestros hijos con su padre o madre. Esto puede generar conflictos si nuestra pareja no está de acuerdo con nuestra forma de actuar o puede contaminar la información que le llega al niño sobre sus padres.
4º Dar tiempo a cada historia
Hay que tener en cuenta que la relación del progenitor con los hijos es anterior a la relación de pareja y que debe tener igualmente su espacio y su tiempo. En toda familia reconstituida existen varias historias: la del progenitor y sus hijos, la de la pareja y la de la nueva familia que se crea entre ambos, y cada historia necesita tener relaciones diferenciadas a las que se conceda tiempo y dedicación para desarrollarlas.
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»right»] Se debe cuidar la relación con los hijos fruto de una relación anterior y dedicarles un tiempo único y especial.[/quote]
Así, además de cuidar la relación de pareja y de realizar actividades familiares compartidas, no debemos olvidar que el progenitor también deberá cuidar la relación con los hijos tenidos con su anterior pareja, dedicándoles un tiempo único y especial donde compartir actividades, conversaciones,…
5º Cada uno en su lugar
Cada miembro de la pareja debe asumir sus responsabilidades. A veces, jornadas laborales largas o no haber sabido o podido compartir horas de estudio o juego con los hijos en la relación anterior, provoca que cuando nos separamos no sepamos relacionarnos con ellos y deleguemos nuestra responsabilidad de padres en nuestra nueva pareja.
Considerar que mi expareja no es un buen padre o madre también puede hacernos sentir tentados de otorgarle a nuestra nueva pareja una responsabilidad con nuestros hijos que no le corresponde con el fin de compensar lo que el otro progenitor no les da.
6º Evitar la culpa
Tomar la decisión de separarse es difícil y la culpa puede castigarnos porque creemos que hemos dañado a nuestros hijos por ello, lo que nos lleva a ser permisivos y sobreprotectores y a que los niños puedan convertirse en pequeños tiranos.
[quote color=»#000000″ arrow=»yes» align=»right»] El sentimiento de culpa por una ruptura puede llevarnos a ser permisivos y sobreprotectores con los hijos.[/quote]
La reconstrucción familiar de las familias reconstituidas comienza tras muchas pérdidas y cambios. La primera tarea será por tanto, enfrentarse a esas pérdidas y cambios. Dar tiempo a que la relación de pareja se vaya asentando y a que la relación de los hijos con la nueva pareja transcurra naturalmente será el siguiente paso. Tampoco debemos olvidarnos de fortalecer nuestro vínculo de pareja porque es sobre el que se construirá una nueva identidad familiar compartida entre todos los miembros de la familia que nos vincule afectivamente unos con otros y nos permita desarrollar nuestro sentido de identidad y pertenencia a ella.
Patricia Álvarez
Psicóloga Despacho Álvarez & Colás [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_column_text]Patricia Álvarez
Psicóloga Despacho Álvarez & Colás
Patricia Álvarez García, es psicóloga, mediadora y cotitular del despacho de ÁLVAREZ & COLÁS (San Agustín 1 – 1º oficina 1), un despacho especializado en materia de pareja y familia, que presta asistencia psicológica y/o legal en problemas de pareja, conflictos personales o familiares, y procesos de ruptura, separación y divorcio, siendo un referente en La Rioja en el ejercicio conjunto de la Psicología y la Abogacía para aquellos casos que requieran de un abordaje interdisciplinar.
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