[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]Durante la vida intrauterina, el organismo en desarrollo experimenta un proceso por el cual se forman todos los órganos y sistemas que constituirán el ser humano tal y como lo conocemos, con capacidad funcional y de desarrollo. No deja de impresionarnos que un recién nacido, un ser que acaba de llegar a la vida, tenga plena capacidad de funcionamiento y de respuesta ante los estímulos que recibe. Esto se entiende porque durante la vida dentro del útero materno el organismo fetal establece las conexiones que permitirán que sus órganos en desarrollo ejerzan las funciones específicas para las que están capacitados.
Cualquier ser vivo de otras especies es capaz de caminar tan sólo unas horas después del nacimiento. Sin embargo, el ser humano precisa de un periodo alrededor de un año. Es consecuencia de la propia evolución del hombre; nacemos en un periodo de desarrollo precoz, y es el precio que hemos pagado por caminar erguidos a diferencia de los animales que caminan a cuatro patas. Nuestra pelvis está diseñada para soportar el peso de la columna y de la parte superior del cuerpo humano, y transmitir esas fuerzas a las extremidades inferiores, ello le confiere una morfología y tamaño que limita su capacidad, y por tanto solo permite el paso del feto de unas dimensiones limitadas, nacemos en una etapa precoz de nuestro desarrollo neurológico.
El desarrollo neurológico es el responsable de la funcionalidad de los diferentes órganos y sistemas; de que nuestros diferentes órganos realicen las funciones corporales que nos permitan vivir con normalidad y de que seamos capaces de responder a los estímulos tanto internos como externos. Estas capacidades dependen de un complejo sistema, que para su fácil comprensión, podemos comparar con un sistema de cables que transmiten una serie de impulsos desde los órganos receptores hasta el sistema nervioso central, donde son procesados e interpretados estos estímulos y a partir de los cuales se establece una respuesta que viajará de nuevo desde el sistema nervioso central hasta los órganos efectores.
Los órganos receptores son los órganos de los sentidos, que inician su desarrollo durante la vida intrauterina, por lo que, desde etapas precoces, el feto es capaz de responder a estímulos táctiles, auditivos, visuales e incluso olfatorios y gustativos a través de la deglución del líquido amniótico como parte fundamental del desarrollo de sus sistemas corporales. El feto se encuentra dentro del útero materno, protegido por la bolsa amniótica y en íntima relación con su madre, experimentando y disfrutando de los estímulos que la actividad materna le transfiere (movimiento, sonidos de la voz de la madre, del latido del corazón de la madre y de los procesos corporales del vientre materno, estímulos luminoso que, a través de los tejidos maternos, aunque de forma atenuada pero que permite percibir la luz que proviene del exterior).
Sin el tacto, un recién nacido moriría».
El tacto es el sentido que mayor superficie corporal ocupa. La piel del feto, al igual que del resto de los seres vivos, está cubierta de terminaciones sensitivas con capacidad de desarrollo y de percibir estímulos que llegarán a través del contacto con las paredes del útero materno. Durante toda la vida uterina, el feto ha estado en contacto directo con su madre, percibiendo estímulos táctiles que han contribuido a su desarrollo neurológico. En la vida extrauterina, a través de la estimulación táctil, el contacto con nuestro bebé y el masaje del recién nacido, continuamos el proceso de desarrollo que ha comenzado en etapas precoces y que debe continuar en la vida extrauterina, hasta alcanzar la plena funcionalidad y desarrollo del individuo.
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Teniendo esto en consideración, no debe extrañarnos que un recién nacido precise y demande contacto. Por una parte, porque son pocas las necesidades vitales que él puede satisfacer de manera independiente. Y por otra, porque precisa de estímulos que contribuyan a que su sistema neurológico continúe su desarrollo.
El masaje infantil permite cubrir necesidades básicas del recién nacido».
Un recién nacido necesita contacto, seguridad, estimulación, calor, apego y todo ello precisa del contacto corporal. Por ello, el tacto es un instrumento necesario para el desarrollo del recién nacido. Sin cualquier otro sentido podría adaptarse a la vida, sin el tacto un recién nacido moriría.
El Masaje Infantil es la herramienta que permite contribuir al desarrollo de nuestros pequeños y que utiliza el tacto como sentido imprescindible, pero también el resto de los sentidos: vista, oído, olfato y gusto, mediante la técnica de Masaje Infantil que hoy día realizamos.
A través del Masaje Infantil ayudamos a nuestros pequeños a cubrir determinadas necesidades básicas para las que precisan ayuda: mantenimiento de la temperatura, apego y vínculo, soporte, descarga de energía, amor, sensaciones quinestésicas, organización de determinadas habilidades como oído y lenguaje, mantenimiento del tono corporal, determinadas habilidades de comportamiento como la relajación y la tranquilidad.
Los beneficios del masaje infantil se pueden resumir en:
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- Estimulación del Sistema Nervioso del recién nacido en desarrollo y crecimiento contribuyendo a la mielinización.
- Fomento de la interacción entre el recién nacido y sus padres y hermanos.
- Favorece el alivio de determinadas dolencias a nivel digestivo.
- El masaje contribuye a reducir tensiones a nivel muscular.
- Contribuye a la relajación y el sueño por ser un estímulo necesario para la liberación de endorfinas.
- Favorece la liberación y eliminación de secreciones y mucosidad del sistema respiratorio.
- Disminuye el estrés del recién nacido.
- Favorece la circulación sanguínea y el drenaje linfático.
- Reduce la inseguridad y el miedo de nuestros pequeños.
- Participa en el desarrollo del prelenguaje de nuestros hijos.
- Contribuye al conocimiento por parte de los padres de las respuestas de nuestros pequeños, así como de los ciclos vitales.
- Fomenta la autoestima de los padres en el cuidado y atención a las necesidades y respuestas del recién nacido.[/box]
En OBSTETRIX se imparten cursos de Masaje Infantil a través de nuestra Educadora por la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI), Belén Gabarre. Los cursos son para grupos con una participación grupal limitada a 4 ó 5 familias, para atender de manera personalizada las necesidades propias de cada familia. El desarrollo del curso es teórico-práctico, donde además de enseñar y realizar la técnica de masaje infantil, se tratan aspectos relacionados con la crianza y desarrollo de nuestros hijos.
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Artículo Patrocinado.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_column_text]Belén Gabarre Asín
Matrona en Obstetrix
Mi nombre es Belén Gabarre Asín, dirijo y gestiono las actividades en Obstetrix, Centro de Preparación al Nacimiento y Atención Integral a la Mujer.
Comencé mi andadura en el cuidado de las personas en 1995, año en el que me Diplomé como enfermera en la Universidad de la Rioja. Posteriormente, mi propia maternidad, centró mi actuación en el cuidado en la mujer y la crianza, por lo que realicé la Especialidad en Enfermería Obstétrico-Ginecológica, que todo el mundo conoce como Matrona, pero que engloba el cuidado general de la mujer y del recién nacido hasta el mes de vida.
Tengo la suerte de dedicarme a lo que me gusta y disfrutar con mi trabajo, como creo que debe ser entendido y practicado, observando a la persona y a la unidad familiar de manera individualizada dentro de un todo que es la sociedad, con capacidad para adaptarse de diferente manera en diversas situaciones, desarrollando sus propias habilidades en el autocuidado y bajo esta filosofía se trabaja en Obstetrix.
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