Según la OMS los ahogamientos infantiles suponen una de las principales causas de mortalidad infantil.
Las terribles estadísticas que nos indican también que el colectivo más vulnerable de sufrir un ahogamiento son los niños y niñas entre 1 y 5 años y que el medio acuático donde más se producen es en las piscinas privadas.
Desde la Asociación Nacional de Seguridad Infantil a través de su campaña de prevención de ahogamientos infantiles #OjOPequealAgua vuelven a alertarnos un verano más a través de cifras y datos: «prácticamente el 100% de los ahogamientos infantiles podrían ser evitados», explican.
Consejos prácticos, visuales y específicos para que lleguen a todas las familias y profesionales que tienen a su cargo la responsabilidad de un menor en el medio acuático.
Recomendaciones y medidas preventivas para evitar ahogamientos infantiles en piscinas
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Visibilidad continua: NO existe sustituto de la supervisión de un adulto, por ello la estricta vigilancia y el control permanente son básicos. Si son varios los adultos en casa, recomendamos se nombre un responsable de la supervisión o hacer turnos de vigilancia, de lo contrario se puede caer en el error de confiar en que otro está observando a los niños y no ser así.
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Norma 10/20: Cada 10 segundos el adulto responsable de la vigilancia debe mirar a la piscina si hay niños dentro o alrededor de ella y debe llegar a ella en menos de 20 segundos. Evitar cualquier distracción, muy comunes actualmente con el uso de móviles y redes sociales.
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Detectar riesgos: previamente el adulto debe recorrer el camino desde el hogar hasta la piscina tal y como lo haría el niño, asegurándose de que en ningún caso el pequeño puede llegar hasta el agua por sí solo ante un descuido.
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Niveles de protección: en función de los riesgos detectados y las características de la casa se instalaran los dispositivos de seguridad que eviten que el niño pueda llegar a la piscina, tanto en el interior de la casa como en el exterior.
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Aprendizaje y educación: los niños deben aprender lo antes posible a flotar primero y a nadar después. Aun con este aprendizaje no olvidar posibles accidentes como caídas y golpes o una mala digestión, pueden conmocionar al pequeñ@ por lo que volvemos a referirnos al punto 1 del presente decálogo.
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Dispositivos de rescate: tener a mano equipos de rescate básico, salvavidas, pértiga y teléfono.
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Orden: el mejor hábito es el de recoger los juguetes y otros elementos de flotación que puedan resultar llamativos para el niño, deben mantenerse alejados de la piscina y sus alrededores después de su uso, de esta forma evitamos que el niño intente alcanzarlos
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Drenajes: la revisión y el mantenimiento de estos elementos, así como el alejamiento infantil de las partes mecánicas y de los filtros de la piscina son las mejores medidas preventivas para evitar lesiones o mantenerse sumergidos por la succión sin posibilidad de salir a la superficie. Los adultos deben conocer como desconectar estos dispositivos.
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Elementos de seguridad
Elementos de seguridad activa (vallas de piscina y cobertores), que evitan el contacto directo del niño con el agua. Deben cumplir con las Normas AFNOR
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Elementos de seguridad pasiva (alarmas perimetrales y alarmas de inmersión), que nos avisan cuando el niño ya ha entrado en el agua, por lo que el tiempo de reacción del adulto se acorta.
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En cualquier caso se debe disponer de un dispositivo de retención y aviso, ya que es la mejor forma de evitar ahogamientos. Así mismo usar elementos de flotación seguros, siempre con el Marcado CE y adecuados a cada niño.
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10. Emergencias: los adultos y l@s niñ@s deberían aprender RCP (Reanimación Cardiopulmonar), así como interiorizar el procedimiento en caso de emergencia por ahogamiento: PAS, teléfono de emergencia (112) y actuación de seguridad.
Fuente: www.seguridadinfantil.org
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