«En La Rioja, los niños con dislexia sufren un total desamparo»

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Entre un cinco y un diez por ciento de los niños sufren dislexia. En La Rioja, varias familias afectadas han creado la asociación Riojadislexia para luchar por una legislación que ampare sus necesidades educativas especiales.

Desconocimiento, falta de formación del profesorado, inexistencia de ayudas, clases no adaptadas a las necesidades del alumno… Esta es la cruda realidad con la que, a diario, deben pelear entre un cinco y un diez por ciento de familias riojanas, aquellas que tienen un hijo con dislexia. Torpes, vagos, inmaduros o, peor aún, tontos es el estigma que muchos tienen que soportar antes de recibir un diagnóstico que, en ocasiones, ni siquiera llega.

Para allanar este camino, hace tan solo unas semanas ha nacido la asociación Riojadislexia, (interesados dirigirse a: riojadislexia@gmail.com), cuyo principal objetivo es hacer visible este trastorno y conseguir mejoras sustanciales para sus afectados; la principal, una legislación adecuada en nuestra comunidad, como ocurre en otras regiones de España.

Riojadislexia-2Junta directiva de Riojadislexia

«Al contrario que en otras comunidades, en La Rioja las familias de niños con dislexia nos encontramos en una situación de total desamparo«, explica la presidenta de Riojadislexia Minerva Heras. A nivel nacional, existe una ley orgánica de Educación, pero en el ámbito regional no existe ninguna normativa que regule nuestra situación: «No se facilita una detección temprana y el sistema público no realiza diagnósticos, sino que debes costearlos de tu bolsillo».

En la escuela, más de lo mismo, estamos a merced de que el profesor quiera o no adaptar sus clases a las necesidades del alumno y, tristemente, no siempre sucede. Al contrario de lo que sucede en Navarra, Baleares, Cataluña o Canarias, donde existe una normativa para los alumnos con dislexia que les facilita poder realizar los exámenes de forma oral, disfrutar de tiempo extra, que se les presente en un tamaño de la letra más grande y con mayor interlineado, sentarse cerca del profesor… Sencillas adaptaciones que, aquí en La Rioja, los padres tienen que «mendigar» curso tras curso al profesor de turno.

La lista de peticiones es mucho más extensa porque, según explica la presidenta de la asociación, «actualmente tampoco disponemos de apoyo extraescolar de especialistas y las horas ofrecidas por el colegio nunca son suficientes, incluso a veces inexistentes; los maestros no tienen formación adecuada sobre qué es la dislexia… y, así, un largo etcétera.

Solos ante el peligro

Minerva relata su propio periplo desde que tuvo las primeras sospechas de que su hijo, que ahora tiene casi 10 años, sufría un problema con la lectura: «Al principio, cuando estaba en Infantil pensaba y me decían que con la lectura iba a otro ritmo, que iba más despacio que sus compañeros, pero que mejoraría. En primero de Primaria me di cuenta de que había un problema: cambiaba todas las letras de sitio, las volteaba, los números los escribía al revés… y fui yo quien me aventuré a decir a la logopeda del colegio que creía que mi hijo tenía dislexia«. Ahora, con su hijo repitiendo tercero de Primaria, es Minerva quien le lee los temarios en voz alta para que los pueda memorizar, también utiliza muchos vídeos de Internet para ayudarle a estudiar. «No tenemos ayudas y yo no puede pagar los 200 euros mensuales que cuesta una hora semanal de logopedia, así que vamos buscando y compartiendo los trucos que nos funcionan», explica.

El problema, según explican los informes aportados por la asociación, es que la dislexia no se puede diagnosticar fehacientemente antes de tercero de primaria, cuando el retraso en la adquisición de las habilidades del lenguaje escrito, con respecto a sus compañeros de clase sea de al menos dos años. Sin embargo, según apuntan investigaciones: «es posible detectar casos de riesgo que predicen los problemas de lectura en el futuro y que tratados desde Educación Infantil permitirían intervenir y prevenir dificultades posteriores. Esperar al diagnóstico en tercero de primaria, en los casos que llega, conlleva la pérdida de un tiempo muy valioso, ya que es a estas edades tempranas cuando el cerebro del niño/a puede compensar mejor las dificultades». Riojadislexia

Síntomas de posible dislexia visibles desde Educación Infantil

  • Dificultades generales de lenguaje oral, problemas en la evocación de palabras, en la organización sintáctica, narración y específicamente en los aspectos fonológicos.
  • Dificultades en las habilidades de conciencia fonológica.
  • Dificultad en el conocimiento de las letras y aprendizaje de las correspondencias grafema-fonema.
  • Dificultad en la denominación rápida de letras, números y objetos familiares.
  • Dificultades de memoria operativa.

En Educación Primaria también se añaden: 

  • Lectura lenta y con muchos errores de precisión.
  • Escasa o nula comprensión de lo leído.
  • Muchas faltas de ortografía natural (uniones o segmentaciones de palabras incorrectas; omisiones, sustituciones o inversiones de letras en palabras).

 

 

 

 

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