La búsqueda de elementos de atracción para los pequeños de la casa es uno de los retos diarios de los papás y mamás, en un contexto donde la combinación entre diversión y educación pueden ofrecer propuestas muy interesantes que cumplen, asimismo, un doble objetivo. Los animales schleich son un buen ejemplo de ello, ya que se trata de figuras de diferentes especies, que evolucionan a la par del tipo de juego hasta convertirse en seres más abstractos a medida que avanza en edad. Es un juguete de calidad que llama la atención y consigue entablar una estrecha relación con el receptor.
La idea de regalar este modelo de juguete puede tener un gran éxito, ya que la mayoría de menores, desde sus primeros meses de vida, encuentran una afinidad especial por los animales. Verlos in situ resulta, en muchas ocasiones, muy poco factible; así que el acercamiento por medio de figuras es una posibilidad muy original y efectiva. Los niños y niñas no solo disfrutan con el juguete, pues también acceden a un recurso de alto valor didáctico. Mediante estas piezas, pueden conocer la amplia variedad de fauna presente en el medio ambiente, así como la morfología y los colores de estos animales.
Piezas artesanales y de calidad
Estas réplicas, además, fomentan el desarrollo de la imaginación y la creatividad de los pequeños, que encuentran muchas atracciones para despertar los cinco sentidos. Son piezas de mucha calidad, elaboradas artesanalmente y pintadas a mano. Pueden exponerse al agua con naturalidad y su fabricación ha sido desarrollada bajo estrictos criterios de seguridad para los niños y niñas, ya que pueden ser manipuladas y dobladas, sin que ello suponga un problema.
La oferta cambia con el paso de los meses. Los más pequeños, de cero a tres años, piden objetos y que se asemeje a algo conocido. Para ello, las figuritas de animales de granja funcionan muy bien, ya que son especies muy próximas a este perfil de público. El caballo, la oveja o el cerdo son algunos ejemplos; si bien no hay que descartar otros de entornos más lejanos. Los animales marinos, los de selva o, incluso, los dinosaurios también ofrecen una posibilidad para el juego en esta franja de edad.
El tamaño aumenta en el grupo de 3 a 6 años, pues los niños y niñas empiezan a crecer y tienen más capacidades para coger objetos e interactuar con ellos. A partir de aquí, se puede tirar de más imaginación y buscar figuras que resultan del mundo de la ficción. El regalo de una araña de hielo, el toro de fuego o el emperador de la jungla, todos ellos de la gama de figuras de animales Schleich, son opciones más atrevidas.
Las familias que tienen mascota en casa saben, perfectamente, la conexión existente entre los más pequeños y los animales. En ese sentido, acercarle una especie de este perfil, desde la forma de un juguete, como un perro galgo o un gato ragdoll; puede ser una buena idea para potenciar sus capacidades. La oferta de estos juguetes se amplía hasta los grupos de 9 años de edad.