Era un 15 de octubre de 1889 cuando la Orden de la Compañía de María abría las puertas del colegio La Enseñanza en Logroño, el primero de la ciudad dedicado a la educación de la mujer. Lo hacía con 220 niñas. Solo un año más tarde, en 1890, ya eran casi el doble.
En la actualidad, este centro escolar religioso concertado supera el millar de alumnas y alumnos. Como dato, también en el hecho de implantar la educación mixta fue colegio pionero, haciéndolo posible en 1980.
Pero, al contrario de lo que cabría esperar, no todas sus primeras alumnas eran de Logroño, sino que muchas acudían de provincias limítrofes como Navarra y País Vasco, ya que, el de La Enseñanza, era de los pocos colegios en régimen de no internado que existían para las chicas.
La lectura, escritura y, sobre todo, el cálculo eran las asignaturas estrella para las señoritas de la época, aunque poco más se puede saber de aquellos primeros años porque un terrible incendio asoló el colegio en el año 1936, destruyendo documentación y, con ello, parte de su historia, explica Félix Ruiz, director actual del centro.
En estos 130 años en funcionamiento, este centro escolar no solo ha sido pionero en ofrecer educación a la mujer también ha sido el primero en ofertar enseñanza nocturna y formación laboral para las trabajadoras en los años 60, ser centro piloto para la reforma educativa que alumbró la Educación General Básica y el Bachillerato Unificado Polivalente.
Además, ha sido el primer y único colegio durante muchos años en incorporar al aula el Trabajo por Proyectos y el Aprendizaje Cooperativo.
Para celebrar estos 130 años de hitos y educación en la ciudad, esta noche celebrarán un homenaje al que asistirán alrededor de 200 invitados, incluidos las autoridades regionales y locales, a las que presentarán el nuevo modelo Pedagógico de La Enseñanza: Signa.
Orígenes
La Orden de la Compañía de María N.S. es la primera orden femenina fundada con el objeto de atender la formación de la mujer, que en aquel tiempo carecía de educación formal. Fue creada en 1607 por la francesa Juana de Lestonnac, una mujer culta y avanzada para su tiempo que toma consciencia de la acuciante necesidad de educar a las mujeres y crea su modelo pedagógico permeable a la novedad y, por lo tanto, llamado a evolucionar y adaptarse al ritmo cambiante de la historia.