Comienza el colegio y, con él, el tan temido (a veces) comedor escolar. Muchos padres estarán preocupados porque es la primera vez que el niño come sólo fuera de casa y no pueden estar ahí para ver lo que hace; otros porque el comedor se ha convertido en su asignatura pendiente de todos los años.
Esconder la carne detrás de la lechuga, tirar miguitas de pan al compañero, llorar porque no quiere comer el pescado, darle al niño de al lado su comida para que se la coma son algunas de las estrategias más frecuentes.
La psicóloga infantil riojana María Elena Cuevas. nos habla de cómo ayudar a nuestros hijos en la vuelta al comedor escolar.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos en su relación con la comida?
Vamos a ver cómo podemos entender mejor a nuestros hijos para evitar que sus estrategias para no comer se perfeccionen cada día más y se conviertan en algo habitual de su comportamiento.
Debemos saber que la alimentación infantil es en su mayor parte educacional y emocional. Hay que empezar a trabajar este vínculo con la comida desde casa para que funcione fuera de ella. Para los peques es una forma de vincularse con el entorno y con uno mismo.
Cuidado con las frases “Eres malo porque no comes” o “Eres un niño pequeño porque no te has comido todo en el comedor».
La comida es una manera de control interno, el niño controla lo que come y lo que no. Les da seguridad y les hace sentir autónomos, así que es importante construir una relación sana para evitar que el niño haga chantaje emocional y utilice ese control interno de una forma negativa. Desde casa parece una tarea más sencilla, pero cuando no estamos presentes la cosa cambia ya que en el comedor hay muchas distracciones.
Una de las cosas más importante es centrarse en cómo el niño reacciona a la hora de la comida escolar, cómo se comporta en la mesa y darle pautas para enfrentar una situación que les puede resultar traumática y muy difícil. No centrarse en que le tienen que gustar todos los pescados y todas las verduras ya que igual que pasa con los adultos eso es tarea imposible.
¿Cómo preparles para que el comedor escolar no suponga un trauma?
Nuestro objetivo ante el comedor escolar tiene que ser fomentar el afrontamiento a situaciones difíciles y que se sientan apoyados y motivados para crear una buena relación con la comida.
- En casa, comer lo mismo que comen ellos e intentar hacer al menos una comida en familia, sin distracciones. No puedo pretender que mi hijo coma frutas y verduras si yo no lo hago.
- Hacerle autónomo con la comida.
- Ser creativos para que tenga ganas de probar nuevos alimentos. Ayudar a cocinar y a comprar los alimentos. Ayudar a preparar un postre, llevarlo a la compra y que sea él quien elija las verduras o poner la comida de forma atractiva en el plato son algunos ejemplos.
- Hay niños que necesitan menos cantidad de alimento, intentar normalizar estas situaciones y poner menos cantidad en el plato para que ellos sientan que han podido comérselo, siempre pueden repetir.
- ”No tengo no ofrezco”. Comprar los mínimos dulces y chucherías. No se puede suplir que no haya probado bocado a la hora del comedor con que tenga que darle para merendar chocolate o algo que le gusta para que por lo menos coma algo.
- Darle muchísima importancia a cada pequeño éxito de vuestros hijos en la comida y minimizar los fracasos para que puedan ver la diferencia entre hacer las cosas bien y mal con la comida, pero sin dramatizar situaciones y no convertir esos momentos en algo desagradable.
- Lo fundamental es que sientan que han logrado pequeños cambios positivos para que tengan ganas de repetirlos y esforzarse por hacerlo bien: motivación.
- Los niños no son buenos ni malos porque se alimenten o no de forma correcta, hay que hacer una distinción entre afecto y conducta alimentaria para que no desarrollen problemas ansiosos y de estrés.
- Cuidado con las frases “Eres malo porque no comes”, “Eres un niño pequeño porque no te lo has comido todo en el comedor»… Esto les generará más miedo para enfrentarse a las comidas y al comedor porque creerán que no son capaces de hacerlo.
- Nunca negociar con la comida, ni como premio ni como castigo. Si podemos negociar y buscar consecuencias con el comportamiento del niño en el comedor. Por ejemplo un niño que no ha comido nada en el comedor, llega a su casa y le dejan sin dibujos animados porque no se ha comido todo el pescado, esto genera en el niño mucha frustración, estrés y miedo a la comida. En cambio si en la misma situación el niño llega a casa y le dejan sin dibujos porque no ha estado contento en el comedor, porque ha tirado los cubiertos al suelo o porque ha desobedecido a los mayores la cosa cambia ya que el mensaje que se lanza al niño es” lo que tiene que hacer para mejorar” no el mensaje de “qué mal comedor eres”.
- Los niños no nacen sabiendo. Hablarles a vuestros hijos de cómo tienen que comportarse en el comedor pero siempre de forma positiva. Darles estrategias para qué hacer cuando algo no les gusta es mucho más efectivo que repetirles continuamente lo que no tienen que hacer.
